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Pablo Planas

Emérito en Emiratos

Mientras, España se convierte de nuevo en referente mundial sobre cómo no afrontar una emergencia sanitaria.

Debido a las presiones del Gobierno, la Casa Real ha informado este lunes del paradero de Juan Carlos I, que no es otro que los Emiratos Árabes Unidos. La izquierda había convertido el destino de un jubilado en una cuestión de Estado, deseosa de que las peripecias veraniegas del exmonarca taparan el rebrote del coronavirus, las golfadas contables de Podemos y su repercusión en el Gobierno de coalición socialcomunista. Objetivo conseguido. Juan Carlos está en Abu Dabi. Gran escándalo.

La izquierda tóxica empuja con brío en las redes sépticas la campaña contra la Monarquía. Se sabía dónde estaba Juan Carlos, pero se necesitaba la confirmación oficial para azuzar a las manadas y desviar la atención, muy centrada en los chanchullos de Podemos y en las vacaciones de Pedro Sánchez, mientras España se convierte de nuevo en referente mundial sobre cómo no afrontar una emergencia sanitaria.

La campaña republicana cuenta con un gran despliegue de medios. Sin ir más lejos, gran parte de los medios audiovisuales, muy reacios a informar del número real de víctimas del coronavirus, de la caja B de Podemos o del periplo aéreo y veraniego de Sánchez, pero siempre dispuestos a montar una tertulia a lo jorgejavier con Don Juan Carlos como muñeco de feria.

Además, hay barra libre para insultar al exmonarca, al Rey y a la familia al completo. La Fiscalía acaba de archivar los improperios de podemitas y separatistas republicanos. Pere Aragonès, segundo de Junqueras y vicepresidente del Gobierno regional de Cataluña, se atrevió a calificar a la Familia Real de "organización criminal". Sí, sí, tal cual. El tipo que no ha dicho ni pío sobre los Pujol se vino arriba con los Borbón. Y como le ha salido gratis ha montado una campaña con la etiqueta "Yo injurio a la Corona". Un crack este Aragonès, correveidile de Junqueras, el golpista que se enfada cuando le llaman golpista.

La izquierda y los separatistas no saben hacer otra cosa que insultar. Salivan con las guillotinas y babean con las lapidaciones. Son guerracivilistas natos, demagogos, populistas, corruptos y unos completos inútiles que están gestando una crisis institucional para tapar las crisis sanitaria, económica y social, todas ellas debidas a su incapacidad, estulticia y falta de recursos.

Su gran ventaja es la derecha mema, ese Pablo Casado que aprovecha el ruido del día para relevar a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso y se inventa el cargo de "portavoz nacional" para Martínez Almeida.

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