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Pablo Planas

Justicia vip para Rasta y Flauta

Es el triunfo de Podemos, la magia de la propaganda, el efecto esférico de la demagogia destilado en una sentencia que merecería una versión twitter.

Es el triunfo de Podemos, la magia de la propaganda, el efecto esférico de la demagogia destilado en una sentencia que merecería una versión twitter.

Pudiera ser que los magistrados de la Audiencia Nacional que han absuelto a los 19 acusados de intentar asaltar el Parlamento catalán en junio de 2011 crean que dicho éste no es una alta institución del Estado, tal como presume la legislación vigente. Es evidente que, a tenor de los pronunciamientos de sus señorías autonómicas, en vez de una institución del Estado, el Parlament parece más el cuartel general de una insurrección. Institucional, eso sí.

Sin embargo, la absolución viene motivada por otras razones. Sostiene el fallo de la Audiencia:

Cuando los cauces de expresión y de acceso al espacio público se encuentran controlados por medios de comunicación privados, cuando sectores de la sociedad tienen una gran dificultad para hacerse oír o para intervenir en el debate político y social, resulta obligado admitir cierto exceso en el ejercicio de las libertades de expresión o manifestación si se quiere dotar de un mínimo de eficacia a la protesta y a la crítica, como mecanismos de imprescindible contrapeso en una democracia que se sustenta sobre el pluralismo, valor esencial, y que promueve la libre igualdad de personas y grupos para que los derechos sean reales y efectivos, como enuncia la Constitución en su título preliminar.

Y esto también:

Cierto exceso, posiblemente, es consustancial al ejercicio del derecho de manifestación en una sociedad abierta y compleja.

El "cierto exceso" justifica pintarle una equis en la espalda a la entonces diputada del PSC Montserrat Tura, aunque el colega que cometió tal hazaña, el "mínimo de eficacia", no se va de rositas. Para nada. ¡Cuatro días de libertad bajo localización! Ni un aforado de Unió podría esperar tanta magnanimidad judicial. La señal es inequívoca. Que los indignados que intentaron impedir por la fuerza una sesión parlamentaria sean absueltos es la bienvenida judicial al club de la casta. Trato vip en los tribunales para Rasta y Flauta, Rasca y Pica. Perfecto.

Ahora bien, lo de "cuando los cauces de expresión y de acceso al espacio público se encuentran controlados por medios de comunicación privados, cuando sectores de la sociedad tienen una gran dificultad para hacer oír o para intervenir en el debate..." significa, como poco, dos cosas: el fallo tiene un aire indudablemente revolucionario, concretamente chavista, y quienes lo firman no han visto la tele en mucho tiempo. Como que no deben de saber ni quién es Monedero... En cambio, el juez Grande Marlaska sí que debe de ver las tertulias de Pablo Iglesias, y por eso ha emitido un voto particular contra la sentencia. Recuérdese que amonestó severamente a los encausados por fumar sustancias psicotrópicas en los baños de la Audiencia. ¡Qué carácter!, se quejaron los muchachos.

Es el triunfo de Podemos, la magia de la propaganda, el efecto esférico de la demagogia destilado en una sentencia que merecería una versión twitter, el hashtag #justiciaalternativa y un trino en plan

El sabotaje, la rebelión y rodea el Congreso ya son legales. ¡Audiencia Nacional en lucha!

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