Viva la conversación
La actualidad literaria de los últimos veintinco años está en las páginas de este libro que agrupa conversaciones con escritores realizadas durante el último medio siglo. Esta tarea ofrece “Les grands entretiens de Lire”, prologado por Pierre Assouline.
Gracias al intercambio verbal con los demás, decía Holderlin, surge el fruto de la reflexión. Lo que buscan, precisamente, las conversaciones recogidas en un libro como éste, es restituir el alma del artista a través de su voz. Un hecho bienvenido en tiempos en los que no se habla y cuando el discurrir es cada día menos frecuente. Estas entrevistas rehabilitan las conversaciones de los hombres de letras, elevándolas al nivel de las bellas artes.
Son mil quinientas páginas de literatura, en las que conversan los escritores más importantes de nuestros días. ¿Una muestra? He aquí algunos nombres, escogidos al azar: Marguerite Yourcenar, Heinrich Böll, Etiemble, Anthony Burguess, François Nourissier, Dominique Lapierre, Larry Collins, Michel Tournier, Milan Kundera, William Styron, Graham Greene, Jean d’Ormesson, Paul Auster, Jorge Semprún, Mario Vargas Llosa, Antonio Tabuchi. Y hay muchos más, por cierto.
Jean d’Ormesson, el autor de “Por capricho de Dios” confiensa que los personajes literarios y los de su espíritu están para él tan vivos como los de la realidad. Paul Auster, autor de la celebrada “Trilogía de Nueva York”, escribe por placer, dice, y en consecuencia no está interesado en saber de qué rincón de su mente o del corazón, nacen sus historias. Graham Greene cuenta que escribía todos los días, a mano, trescientas palabras. Lo hacía por necesidad, ya que cada libro era, para él, “como un forúnculo al que hay que presionar cuando está maduro”. No leía las críticas; y cierta vez que un editor le sugirió cambiar el título de la novela “Viajes con mi tía”, le dijo que le resultaba más sencillo cambiar de editor. El título se mantuvo, por cierto.
El biógrafo del general de Gaulle, Jean Lacouture, no se considera un verdadero historiador; en consecuencia, no esconde su enorme admiración por su célebre biografiado. Su técnica consiste en tomar notas de prisa, de libros y documentos, para lanzarse al interior de su libro y llegar así a tocar el corazón del hombe sobre el cual escribe. En cuanto a lo caudaloso de sus libros, se excusa con estas palabras de Voltaire: “No tengo tiempo para ser breve”. Mario Vargas Llosa dice que la misión de la literatura es aprehender la realidad para reconstruírla y permitir al hombre conocerse a través de esa vasta empresa que lo rodea. La escritora Marguerite Yourcenar, por su parte, nunca creyó que el sexo de un autor pudiera determinar su calidad y, como ejemplo, señalaba la creación de Anna Karenina, imaginada por Tolstoi, tan perfecta y viva que, sostenía, ninguna mujer podría superarla.
Habrá que aguardar medio siglo para ver otra empresa igual, se nos informa. Por lo tanto hay que aprovechar a leer esta caudalosa colección. Y, por cierto, ¡viva la conversación!
Diversos autores, ”Les grands entretiens de Lire”, Ed. Omnibus, París. 2001