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Sergio Valentín

La nueva normalidad

No es ganar sufriendo al colista, es sufrir en todos los partidos sabiendo que LaLiga es casi imposible. La nueva normalidad del Madrid es dura.

No es ganar sufriendo al colista, es sufrir en todos los partidos sabiendo que LaLiga es casi imposible. La nueva normalidad del Madrid es dura.
Mendy y Zidane, durante el partido ante el Huesca. | EFE

La nueva normalidad, una tontería de invención de Pedro Sánchez, es difícil de asimilar. Y si a esto le sumamos la nueva normalidad del Real Madrid, el día a día se hace aún más complicado. Parece que ha pasado una década de cuando Zidane hacia rotaciones masivas ante cualquier equipo en LaLiga y el Madrid goleaba ya al descanso. Ahora no es que no haya rotaciones, es que no existe esa posibilidad porque del primer equipo solo hay dos futbolistas en el banquillo: Mariano y Marcelo. Me atrevería a apostar a que ninguno de los dos estará la próxima temporada. 

Ahora no es que no se golee, es que el Madrid tiene que sudar la gota gorda ante cualquiera y ni aun esforzándose, algo que no pongo en duda, no siempre consiguen ganar. Ahora para doblegar a un recién ascendido, que es colista, hay que remontar, besar el larguero dos veces para agradecerle los servicios prestados, darle otro beso a Courtois por una intervención clave y suspirar de alivio con el pitido final. ¡Y todo para quedarte, mínimo, a siete puntos del Atlético de Madrid! Ésta es la maldita nueva normalidad del Real Madrid.

No habían pasado ni cinco minutos de partido y Zidane ya resoplaba, movía los brazos preguntándose qué pasaba. Después de sacar la cara por enésima por sus jugadores, comenzaban el partido de manera nefasta. Tres ocasiones en contra en tres minutos. No es una novedad la falta de concentración en los primeros minutos. Sí lo es que vuelva a suceder exactamente igual en el inicio de la segunda mitad. Zidane apuntó el viernes a la prensa, el recurso sencillo cuando no van bien las cosas, pero el problema está dentro del vestuario. Sí, se llevaron los tres puntos, pero este partido, con la pájara inicial en los dos tiempos, con las ocasiones falladas, sobre todo por Benzema, pueden ser definitivas en la Champions League en un par de semanas. 

La nueva normalidad del Real Madrid si mantiene algo bueno del pasado. Pasan los años y el centro del campo sigue siendo formidable. Kroos y Modric hicieron un partidazo. Casemiro fue el complemente ideal, el stopper que demanda cualquier equipo, pero los que están por delante de ellos, los que reciben los pases, no están a su altura. Ése es el principal problema futbolístico del Real Madrid, que es incapaz de sacar provecho de cinco notables meses ya, de Modric y Kroos. Benzema no tuvo su día. Algunos dirán que Vinicius tuvo una buena actuación y quizá tengan razón, pero para mí ese nivel es insuficiente para el Real Madrid. No sólo vale con intentarlo, aunque diré que sí le vale para ser titular con el rendimiento hasta ahora visto por Hazard. Asensio sí que está dando un paso adelante. No era un jugador constante en su momento más álgido, pero sus chispazos si empiezan a ser parecidos a los de antes de su grave lesión. 

La cuestión está, por lo tanto, en todos los que no son Kroos, Modric y Casemiro. Ellos poco más pueden hacer. Ya no es solo con el balón, es que también lo bordan sin él. El despliegue físico de los tres es digno de recalcar porque no es habitual en futbolistas de tanto talento y con una edad a tener en cuenta en el caso del croata. Constantes desmarques en ruptura de Modric, aprietan arriba para presionar, echan al equipo adelante y Casemiro cierra atrás pero no sabes cómo, también acaba casi como un delantero en los centros laterales. Impresionante. Es una pena porque Zidane tiene una base muy buena que no está sabiendo aprovechar. 

En el capítulo de "futbolistas desterrados" tuvo una nueva oportunidad Odriozola. Para ello tienen que ser baja tres futbolistas. Es cierto que es muy complicado rendir sin continuidad, pero es igual de cierto que no se la ha ganado. Nulo en ataque y con problemas atrás con Javi Galán que, por cierto, es un excelente futbolista y no lo digo sólo por el gol. Esta es la nueva normalidad del Real Madrid. Sin su capitán las próximas 6 semanas porque tiene que pasar por el quirófano. Sin Isco, que de repente tiene problemas en la espalda y casi que tampoco importa demasiado, y rezando para que la lesión de Odriozola se quede en un susto porque hay que completar una convocatoria. Es la sensación de estar ante una temporada a la que es imposible agarrarse para tener una mínima ilusión. Dos victorias en los últimos cinco partidos, sin Copa del Rey, sin Supercopa de España y con la intuición de que no tardarán en descolgarse en Champions League y en LaLiga. Es lo que toca. La nueva realidad, está en la que hay conformismo en el club (quién ha visto y quién ve a Florentino Pérez) pasa por aceptar que quedan cuatro meses de resignación, de espera, para ver si en verano se producen cambios. El equipo da para lo da porque todos los futbolistas del Real Madrid, salvo en partidos puntuales como Cádiz o Shakthar, no escatiman el esfuerzo. 

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