Eran pruebas nacionales del Ministerio de Justicia, de modo que el examen era el mismo para toda España y debía ejecutarse a la misma hora. En Andalucía estaban en juego 250 plazas, que se disputarían 20.000 opositores que habían confirmado su participación en las pruebas. Aunque otros años los exámenes se realizaron en Málaga, Sevilla y Granada, en esta convocatoria decidieron ejecutarla en Sevilla, hasta donde se desplazaron casi 16.000 opositores. Cortes de luz, horas distintas de comienzo, aplazamientos... Un cacao vergonzoso.
Pero entonces empezaron las cosas raras. Los opositores estaban convocados a las 10:00 horas en diferentes facultades de los campus de Reina Mercedes y Ramón y Cajal. A las 11:30 horas comenzó el examen, pero no comenzó a esa hora en todos los sitios donde estaban convocados los opositores. En Madrid, por la gran cantidad de gente que había, fue imposible hacerlo a las 11:30.
En Sevilla, en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica de Reina Mercedes tampoco pudieron comenzar por un corte en el suministro eléctrico, según la CSIF. El problema es que parte de los opositores ya conocían las preguntas.
El resto de opositores que en Sevilla inició la prueba pudo contestar a las preguntas durante unos diez minutos. Entonces, se ordenó la paralización de la primera prueba porque en Madrid no había comenzado. Según ABC, CSIF y algunos opositores, en algunas facultades se permitió entonces salir a quienes se examinaban para ir al baño con bolsos y mochilas.
"Salían en grupo", se quejaban algunos opositores estupefactos. "En ese tiempo, los opositores hablaban entre ellos, se ponían de pie e incluso llegaban a cambiar respuestas en el examen. Aquello era un guirigay", explicaba una opositora que fue convocada en la Facultad de Informática.
Cuando se supo que Madrid había comenzado, se reinició la prueba en Sevilla. En algunas facultades se descontaron los diez minutos que habían empleado ya en la prueba los opositores y en otras no, de modo que a estos últimos se les permitió agotar los 75 minutos en que se había estipulado la duración de la misma, lo que ha provocado no pocas quejas.
Se repartieron dos exámenes y un cuestionario para responder las preguntas, de modo que cuando se acabó la primera prueba, los opositores se quedaron con el cuestionario de respuestas sobre la mesa. "Mientras repartían el segundo examen, el aula era como el patio de un colegio. La gente hablaba y alguno volvió a ir al baño, lo que permitió a muchas personas intercambiar información sobre las respuestas. Eso facilitó el cambio de respuestas del primer examen cuando se inició el segundo. Fue una vergüenza absoluta", señalaron opositores que anuncian impugnaciones.
El Ministerio asegura que aún no ha recibido ninguna impugnación y lo único que ha hecho es anunciar la repetición del examen a los más de 600 opositores afectados por el corte de luz en Reina Mercedes.
Eso ha sido motivo de queja por parte de otros opositores, ya que la repetición del examen será convocado a partir de enero. "Tendrán dos meses más para estudiar", argumentan. CCOO y CSIF están poniendo a disposición de los afectados su servicio jurídico para presentar escritos de impugnación.