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EN CNN+ LA LEY TIENE EXCEPCIONES

Santiago Carrillo sí puede fumar en un plató de televisión

Los españoles somos iguales ante la Ley. Todos, excepto el ex dirigente del PCE Santiago Carrillo. Durante una entrevista con Antonio San José en CNN+, el histórico comunista no dudó en encenderse un cigarrillo y ambientar el plató durante todo el diálogo. Nadie le pidió que cumpliera la estricta ley antitabaco del Gobierno de España.

Los españoles somos iguales ante la Ley. Todos, excepto el ex dirigente del PCE Santiago Carrillo. Durante una entrevista con Antonio San José en CNN+, el histórico comunista no dudó en encenderse un cigarrillo y ambientar el plató durante todo el diálogo. Nadie le pidió que cumpliera la estricta ley antitabaco del Gobierno de España.
(Libertad Digital) Mientras miles de trabajadores se agrupan en las aceras como apestados para fumar un cigarrillo, el que fuera dirigente del PCE y Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid al comienzo de la Guerra Civil saborea con parsimonia un rubio americano en un plató de televisión.
 
Tal es la veneración o el miedo que la izquierda tiene a Santiago Carrillo. Unas caladitas en directo del anciano comunista resultan hasta simpáticas.
 
Fue durante una entrevista en el programa "Cara a cara" que presenta Antonio San José en CNN+. Como si fuera el único español al que no afecta la durísima y restrictiva ley antitabaco del gobierno de Zapatero, el ex dirigente comunista no paró de fumar. Encendía un cigarrillo tras otro que apagaba en un ¡cenicero!, objeto desaparecido de los platós de televisión y centros de trabajo a causa de la ley contra la libertad individual del Gobierno de Zapatero que impide fumar en prácticamente todos los sitios públicos. Ni siquiera los actores pueden fumar en el teatro aunque el papel que representan lo exija. Nada. Sólo Santiago Carrillo parece gozar del derecho a fumar cuando y donde le plazca, aunque sea en televisión y en horario infantil. Todo ello ante la mirada impasible del conductor del programa.
 

 

Santiago Carrillo ni siquiera estaba haciendo una contribución imprescindible a ningún aspecto de interés general con su testimonio. Estaba promocionando su libro "Dolores Ibarruri".

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