
La cara de una mujer con gesto relajado, de placer o bienestar. Está ajena al humo y el fuego que la acechan. Esa es la imagen con la que el experto en sectas Luis Santamaría del Río nos advierte de los peligros de la conocida como ‘New Age’. Un fenómeno que engloba técnicas de meditación como el yoga y el mindfulness, terapias espirituales y/o energéticas como el reiki o las flores de Bach, propuestas psicológicas alternativas como la Gestalt o las constelaciones familiares y todo tipo de prácticas chamánicas o esotéricas. Todas ellas son aparentemente inofensivas, pero -como veremos a continuación- entrañan sus riesgos.
Así lo advierte Santamaría en su nuevo libro, ‘La Nueva Era en el siglo XXI’. "Se trata de una cultura o de una espiritualidad de difusa que presenta un modo mágico de ver la realidad", señala el secretario para España de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), "y ha introducido en nuestras vida nuevos términos y expresiones como: energías, vibraciones, sanación integral, fusión con el cosmos, etcétera. Estas corrientes se aprovechan de "la necesidad de trascendencia de las personas" y también de que "las religiones tradicionales ya no significan nada para un amplio porcentaje de la población".
"Ahora se buscan propuestas que parecen más filosóficas, psicológicas e incluso científicas, que aparentemente tienen una mayor racionalidad". Sin embargo, lo cierto es que "en cuanto vas un poco más allá de esa apariencia atractiva, descubres que forman parte de un mundo irracional, oscuro y dañino". Y lo peor es que desde las instituciones se está contribuyendo a que este tipo de creencias y los grupos que hacen uso de ellas ganen terreno. El problema es que "hay un gran desconocimiento por parte de las Administraciones Públicas y de los que tienen responsabilidad a la hora de ceder espacios".
En la enseñanza
Esto está siendo muy bien aprovechado por "gurús y maestros del ámbito de la ‘New Age’ para infiltrarse en el entorno educativo, el asociativo y en otras tantas esferas". Pero, sin duda, su introducción en el mundo de la enseñanza "es especialmente peligrosa". "Estamos creando una generación que desde la infancia va a asumir este pensamiento mágico como algo natural", advierte Santamaría tras más de 25 años investigando las sectas y este tipo de fenómenos.
"El orientalismo es una parte fundamental de la ‘Nueva Era’, sobre todo en el lenguaje", explica. Hemos adoptado términos como el karma, los chakras y el aura. Es curioso lo que ha ocurrido -por ejemplo- con la reencarnación, porque "no nos viene directamente del hinduismo y del budismo sino mediatizado por el esoterismo del siglo XIX, por la teosofía que le ha dado a todo esto un sentido nuevo, mezclándolo con otros elementos y haciendo una ensalada esotérica que hoy se presenta para el consumo de las masas".
De apariencia inofensiva
"¿Cuál es el mayor peligro de la nueva era? Que tiene una apariencia inofensiva y sumamente atractiva", asevera Luis Santamaría, "pero lo que hay detrás es precisamente lo contrario". "Engancha porque nos vende el bienestar, la paz interior, el fin del estrés, la conexión con otras personas y con la naturaleza... Cosas positivas, que resultan necesarias en este mundo apresurado", explica. "Sin embargo, la ‘Nueva Era’ tiene una clara deriva sectaria", añade.
"Al final está imponiendo una doctrina y lo están haciendo independientemente de que se pertenezca o no a un grupo", asegura. "La persona está siendo manipulada, a partir de un señuelo que se le ha lanzado, y está siendo llevada a una forma de vida nueva para la que no ha dado ningún consentimiento", argumenta. "Ha ido quizás a un gimnasio para hacer yoga o se ha puesto a leer un libro porque le inspira, pero poco a poco le arrastran hacia una conversión, a cambiar toda su cosmovisión y su sistema de valores. Y todo sin haber dado permiso".
En la Iglesia católica
"Desde hace décadas, algunos elementos concretos de la ‘Nueva Era’ han logrado conectar con personas que pueden tener una cierta influencia dentro de la Iglesia católica, dentro de la comunidad creyente, sobre todo a través de la formación y herramientas de autoayuda", afirma Santamaría. "En el libro destaco, por ejemplo, el eneagrama, muy introducido sobre todo en congregaciones religiosas. Pero podríamos dar otros ejemplos".
"Ahora me preocupa especialmente que hay algunas realidades católicas en las que está entrando la terapia Gestalt. Los que hacen esto, igual que cuando se introduce el yoga o el mindfulness en colegios católicos -que me parece una barbaridad-, lo hacen normalmente con buena voluntad, con el objetivo de ofrecer una herramienta que, aunque no sea cristiana, se pueda utilizar como hacemos los católicos con tantas otras cosas", explica.
"Yo creo que no se dan cuenta de lo que realmente entraña todo un sistema doctrinal y práctico que no solo es ajeno, sino que es contrario a la forma de entender la realidad que tiene la fe cristiana", señala. "Mi propósito no es inquisidor, sino crítico. Quiero ayudar a contrastar, a discernir y a que no se caiga en un relativismo en el que todo vale siempre que suene bonito". Cabe destacar que el teólogo también es autor del libro ‘A las afueras de la cruz’, en el que habla de casi un centenar de sectas de origen cristiano presentes en España.
Las nuevas sectas

"Hay que desechar ese concepto cerrado de secta que se asocia solamente a lo religioso. De hecho, en la actualidad -y es lo que me ha llevado a publicar este libro- las sectas que más éxito están teniendo en nuestras sociedades occidentales son las de la ‘New Age’. Todas estas que no tienen un discurso religioso, sino de carácter espiritual más difuso, porque se ha puesto de moda declararse espiritual pero no religioso, rechazando toda institucionalización del fenómeno religioso". Algo que -por cierto- "es parte de nuestra identidad cultural en Europa".
"Es una suerte de, como dicen algunos sociólogos, supermercado religioso en el que cada uno se elabora su propio menú, con lo que va tomando de una tradición y otra", añade. "¿Cuál es el problema? Que lo que parece que es una elección personal, muchas veces está siendo orientado o dirigido por determinados grupos, determinados gurús, y ahora también por las redes sociales y algoritmos que nos empiezan a envolver en unos determinados discursos, encerrándonos a veces en una espiritualidad que se vuelve fanática".