
Arturo Torró era un hombre de gustos sencillos, a tenor de sus publicaciones en los distintos perfiles que manejaba en sus redes sociales: naturaleza, animales, familia, pintar y el buen yantar. Apenas unas horas antes de que le arrebataran la vida en una cuneta, compartía con sus más de 16.000 seguidores en Facebook la imagen de un puchero que habría degustado en Cocos, un restaurante ubicado en segunda línea de la playa de Gandía.

El post no ha tardado en llenarse de mensajes de condolencia e incredulidad ante el trágico final que le esperaba al exdirigente popular, que estuvo al frente del Ayuntamiento de Gandía entre 2011 y 2015, poco después de que difundiera esta imagen sin saber que sería su última publicación. Alrededor de las 22.30 horas, el cuerpo sin vida de Torró era encontrado por la Policía Local —que había sido alertada por su mujer— en el kilómetro 37 de la A-38.
El cadáver estaba junto al vehículo, con signos de violencia –marcas en el cuello y una herida compatible con arma de fuego en el pecho, según han confirmado fuentes cercanas a la investigación a Libertad Digital–, que estaba parado con el motor en marcha en dirección Gandía. Por tanto, entre la hora de la comida –en Gandía– y el momento en el que fue asesinado –volviendo a Gandía–, estuvo en otro lugar que no ha trascendido.
La víctima, conocida también por su faceta empresarial –como fundador de la cadena de ópticas MasVisión o la compañía de tratamiento de aguas Hidrosalud–, se alejó de la política tras perder el bastón de mando del consistorio por un acuerdo que el PSOE alcanzó con otros partidos y que puso a la actual ministra de Ciencia —Diana Morant— al frente del gobierno municipal, después de haber ganado los comicios de 2015.
Desde entonces, Torró —de 62 años— pasaba el tiempo fundamentalmente en compañía de sus seres queridos y sus perros, a los que consideraba un miembro más de su familia. De esa manera se refería a la última incorporación (canina) el pasado 16 de febrero. "Príncipe ya está en casa, uno más de la familia. Pili lo mira de reojo y alguna topada se ha llevado, Berta y Lola encantadas", decía en sus redes.
Pili no es un perro, sino una cabra pizpireta que salía frecuentemente en sus publicaciones. En la actualidad, el animal tiene algo más de 9 meses y Torró solía llevársela a pasear e incluso hacer senderismo. Sólo y también con su mujer, a la que se refería como su "ángel", con la que daba largas caminatas. "La felicidad está en lo más sencillo", decía 1 de septiembre de 2024 mientras pintaba una "Marina" en la montaña.
Solía compartir sus cuadros. Había convertido la pintura, una de sus máximas aficiones, en su nuevo proyecto empresarial –menos exigente y ambicioso que los anteriores–, llamado MyMenys. Estaba dirigido a confeccionar prendas que "cuentan historias". Así lo define en el perfil de la firma, que estampa sus obras —inspiradas a Las Meninas de Velázquez— en camisetas. Torró era un gran apasionado del arte y el emprendimiento, que en este proyecto iban de la mano.
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