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La denuncia por desaparición de un hombre conduce al 'asesino de la autocaravana' de Castellón

El presunto asesino, Christian Moliner, fue arrestado en Francia tras meses de investigación y entregado a España el pasado viernes.

El presunto asesino, Christian Moliner, fue arrestado en Francia tras meses de investigación y entregado a España el pasado viernes.
Agentes de la Guardia Civil junto a la autocaravana de la víctima en Alcocéber (Castellón). | EFE

El principal sospechoso del asesinato de Sonia Dzouz, una turista francesa de 63 años que fue hallada muerta con decenas de puñaladas en el interior de su autocaravana en Alcocéber (Castellón) en julio de 2024, ya se encuentra ingresado en una prisión española. El varón, identificado como Christian Moliner, también francés, fue detenido en Perpiñán (Francia) el pasado 21 de agosto y entregado recientemente a las autoridades españolas.

El caso fue inicialmente complejo, sin testigos directos y con pocos indicios útiles. El cuerpo de la víctima fue encontrado el 18 de julio de 2024 dentro de su autocaravana. Presentaba cerca de 40 heridas de arma blanca y un fuerte golpe en la cabeza. Fue el ladrido insistente de sus dos perros lo que alertó a los transeúntes y permitió que se descubriera el crimen.

Sonia Dzouz viajaba sola por España

Sonia había llegado a España días antes desde Francia y había estacionado su autocaravana en varios puntos, como Huesca y Tarragona, antes de instalarse en Castellón. No se le conocían conflictos personales ni ninguna relación con su posterior agresor. Esto dificultó inicialmente la labor de los agentes especializados de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, quienes asumieron el caso.

En un primer momento, ni las muestras biológicas recogidas en la caravana ni las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona ofrecieron resultados concluyentes. Los investigadores analizaron minuciosamente el entorno de la víctima, sin hallar elementos que apuntaran claramente a un sospechoso.

La pista definitiva que permitió avanzar en la investigación surgió de manera inesperada. Meses después del crimen, un hermano de Christian Moliner presentó una denuncia ante las autoridades, preocupándose por no tener noticias de él desde el 18 de julio, el mismo día en que fue hallado el cadáver de Dzouz. Fue esta denuncia la que despertó el interés de los agentes, ya que situaba a Moliner en el radar por primera vez.

Una vida aparentemente normal

Moliner, de 48 años, no tenía antecedentes penales y alternaba su residencia entre Torreblanca (a solo 12 kilómetros del lugar del crimen) y una localidad cercana a Lille, en Francia. Nunca había tenido ningún vínculo conocido con Sonia Dzouz ni figuraba inicialmente como sospechoso.

Tras recibir la alerta por su desaparición, la Policía francesa lo localizó en Perpiñán. Allí, Moliner dijo estar bien y que no quería mantener contacto con su familia. Sin embargo, para la Guardia Civil, esta actitud solo aumentó las sospechas. Posteriormente, se comprobó que había estado en la zona del crimen hasta en dos ocasiones, utilizando un vehículo que aparecía en las cámaras de vigilancia, aunque no estaba registrado a su nombre.

La confirmación definitiva llegó cuando los análisis de ADN cotejados con las muestras obtenidas en la autocaravana resultaron coincidentes. Con esta evidencia, la UCO solicitó una orden europea de detención, que se ejecutó el 21 de agosto. En ese momento, Moliner llevaba una vida aparentemente tranquila, trabajando como repartidor en una empresa de alimentación.

El pasado viernes, fue trasladado a España y puesto a disposición judicial mediante videoconferencia. La jueza de instrucción de Castellón dictó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Actualmente, se encuentra recluido en un centro penitenciario de Cataluña.

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