
El 30 de mayo de 2013, el cámara italiano Mario Biondo fue hallado muerto en el domicilio que compartía con su esposa, la presentadora Raquel Sánchez Silva, en el número 4 de la calle Magdalena, en Tirso de Molina (Madrid). La Policía y el juzgado de instrucción archivaron el caso en cuestión de días como suicidio. La autopsia inicial, practicada por el forense José María Abenza Rojo, avaló esa conclusión, aunque ni el cráneo, ni el estómago, ni el cuello del fallecido fueron abiertos, algo anómalo en un examen forense de estas características.
La familia nunca creyó esa versión. Sus padres, Santina D’Alessandro y Pippo Biondo, y sus hermanos, Andrea y Emanuela, iniciaron una cruzada convencidos de que Mario no se había suicidado. Santina lo repite cada vez que puede: "A mi hijo lo asesinaron". No había nota de despedida, Mario estaba preparando un proyecto internacional de televisión junto a Raquel y tenían una cita médica el 5 de junio para iniciar un tratamiento de fecundación in vitro, lo que exigía abstinencia sexual.
En un primer momento, la propia viuda se alineó con esa percepción. En un comunicado declaró: "Mario no se suicidó. Mario quería vivir. Las circunstancias que rodean su muerte apuntan claramente a un trágico y desafortunado accidente. Mario y yo teníamos una vida feliz". Sin embargo, poco después esa tesis del "accidente" derivó hacia la hipótesis de un juego de autoasfixia erótica, que habría terminado fatalmente. Con el tiempo, esa idea se instaló en la opinión pública como la explicación más repetida. Desde entonces, la fractura entre la familia Biondo y Raquel fue total.
La campaña que dañó la imagen de Mario
En octubre de 2013 se produjo una filtración masiva de datos a la prensa española que destrozó la imagen de Mario. Se habló de una fuerte discusión con Raquel, de visitas a prostíbulos, de drogas, de su azoospermia y de una supuesta desesperación que lo empujó a quitarse la vida o a morir masturbándose. Nada de eso encajaba con la realidad, como demostraron después los peritajes italianos. Según el vaciado de su ordenador, Mario apagó el equipo a la 1:39, y no a las 2:00 como se había difundido, y en ese mismo tramo horario mantenía una conversación animada por Facebook con su hermana.
Contradicciones en las últimas horas
La cronología de las últimas horas refleja la magnitud de las contradicciones. El 29 de mayo, hacia las 19:00, Raquel partió hacia Plasencia, supuestamente para acompañar al día siguiente a un familiar a una visita médica. El atestado recogió una discusión con Mario acerca de sus intentos de tener hijos. El 13 de junio de 2014, ante fiscales italianos, ofreció otra versión y afirmó que la discusión se debió a que Mario se había comprometido a acompañarla, algo que la familia rechaza, pues al día siguiente debía trabajar en MasterChef.
A las 20:20, Mario llamó a Nacho Leonardi, un camello con el que supuestamente había contactado a través de Raquel. Ella negó conocerlo, pero él declaró que la trataba desde 2008, años antes de que Mario entrara en sus vidas. A las 20:30, una vecina se cruzó con Mario: primero declaró que lo vio distante; un año después cambió su versión y afirmó que estaba amable y agradecido porque le había paseado al perro.
A las 21:34 Mario habló con sus hermanos Andrea y Emanuela sobre proyectos de futuro, incluido un programa de viajes que iba a dirigir junto a Raquel. A las 22:00 retiró 110 euros de un cajero; nunca se revisaron las imágenes de seguridad para confirmar que él hiciera la operación. A las 23:00 habló por teléfono con su mujer y a las 23:45 ambos intercambiaron un "te quiero" por WhatsApp.
En la madrugada del 30 de mayo, la vecina dijo haber escuchado gemidos masculinos en el domicilio. El exagente de la Policía Judicial Óscar Tarruella situó la posible hora de la muerte entre las 00:06 y la 01:05. En ese mismo intervalo se produjeron tres llamadas cruzadas: a las 00:05 desde el teléfono de Mario a Raquel, a las 00:51 de Raquel a Mario y a la 01:05 otra entrante de ella a él. Entre la 01:08 y las 02:00, el ordenador de Mario reflejó visitas a páginas pornográficas. A las 02:00 se cargaron tres cócteles con su tarjeta en el club Baronet, un burdel madrileño. Años después, un supuesto encargado dijo recordarlo, aunque en esa época la gerente era una mujer. A las 04:25 se registró otra llamada de Mario a Raquel, a las 05:00 la vecina vio la luz de la casa encendida y a las 05:59 se detectó una conexión en su WhatsApp.
A las 12:00, el propietario de un bar cercano declaró que varios clientes comentaban que había una asistenta en estado de shock diciendo que alguien había muerto. A la una de la tarde, un compañero de MasterChef fue avisado para sustituir a Mario. Llamó a Raquel, que le dijo que llevaba toda la mañana buscándole, aunque no llamó al teléfono de su marido hasta las 14:25. En 2014 y 2016 modificó la hora de esa llamada, y el compañero rectificó después para situarla a las 16:00, la hora en la que Mario debía entrar a trabajar. A las 16:00 Raquel llamó a su asistenta, Vilma Graciela Guacara, para que fuera al domicilio. A las 16:15, Vilma encontró la puerta con dos vueltas de llave, entró y halló el cuerpo de Mario suspendido de la librería, con las piernas semiflexionadas y los pies en el suelo.
Raquel declaró haber salido de Plasencia a las 17:00 y haber hablado con Vilma por el manos libres. Un comerciante aseguró haber visto su coche aparcado en la calle a esa hora. La presentadora dijo que llegó a Madrid a las 20:00, aunque una vecina desplazada desde Santander afirmó que ambas coincidieron a las 17:00. A las 18:15 el forense describió el cuerpo colgado con los pies apoyados; a las 18:30 la Policía Científica realizó las fotos. A las 20:00 Raquel declaró a la Policía Local que Mario le había confesado ideas suicidas; seis días después, en el Grupo 6 de Homicidios, dijo lo contrario: que era vital y nunca habló de suicidarse. En sede judicial italiana repitió en numerosas ocasiones "no me acuerdo" ante preguntas clave. A las 20:30 los servicios funerarios se negaron a entregar el oficio de recogida del cadáver a la Policía Nacional. A las 21:15 ingresó en el Instituto Anatómico Forense.
No hay documentales suficientes en este mundo para blanquear todas las contradicciones y extraños comportamientos de Raquel Sánchez Silva en la muerte de Mario Biondo.
Desokupa, Sabina. pic.twitter.com/UUW1iLkvXg
— Triquiñuela (@Triquiuela5) August 3, 2023
Los hallazgos en Italia
Los padres reclamaron una segunda autopsia en Palermo, dirigida por Paolo Procaccianti. Por primera vez se abrió el cráneo y el estómago, y se detectó un golpe en la cabeza suficiente para dejarlo inconsciente. Procaccianti señaló que el informe de Abenza Rojo había mentido al decir que esas pruebas carecían de interés médico-legal. Los peritos Giuseppe Iuvara, Livio Milone, Corrado Cugno y Maurizio Cusimano coincidieron en que los indicios apuntaban a un homicidio: la postura era atípica, con los pies en el suelo; la estantería estaba intacta pese a que debería haberse movido en la agonía; la rigidez cadavérica y la temperatura sugerían que había muerto entre diez y doce horas antes tumbado, y que el cuerpo fue colocado; el surco en el cuello era incompatible con una pashmina y compatible con una cuerda o cable. Además, el cable de la PlayStation instalado por su hermano Andrea en 2012 había desaparecido de la escena.
La investigación italiana también recogió el testimonio de David Ortiz, camarero de la calle Magdalena, que aseguró haber visto ambulancias frente al portal a media mañana, horas antes de que Vilma encontrara el cadáver, y oyó que un joven había fallecido. No hubo ningún otro muerto en el edificio ese día.
Mientras tanto, en el ámbito digital, el ordenador de Mario sufrió accesos remotos y un borrado de casi 1.000 gigas de información. En esos accesos estuvo implicado Enrique Gómez, primo de Raquel, informático de la empresa Maat, desarrolladora de la tecnología Grid que analiza la información del acelerador de partículas. También se descubrió un software espía instalado en el equipo.
Italia abrió y cerró el caso tres veces: dos autopsias completas y una valoración final. En 2022 un juez de Palermo admitió "dudas razonables" y en 2024 se decretó el archivo definitivo. Los fiscales Calogero Ferrara y Claudio Camilleri viajaron dos veces a Madrid y fue en enero de 2016 cuando pudieron exigir e incorporar todo el material fotográfico al dossier, que confirmaba las irregularidades de la escena. En paralelo, en 2023 Netflix estrenó Las últimas horas de Mario, narrada por Guillermo Gómez Sancha, exmánager de Raquel. El documental fue acusado de parcialidad: omitía las irregularidades más graves, reforzaba la hipótesis del suicidio o del accidente erótico y retrataba las sospechas de la familia como delirios.
El giro judicial
En 2025, la Audiencia Provincial de Madrid ha reconocido por primera vez que la muerte de Mario "pudo no ser un suicidio" y que existen indicios de homicidio, aunque ha rechazado reabrir la causa por estar juzgada. Para la abogada de la familia, Leire López, ese auto "no hace sino reafirmarnos en nuestra convicción de que la muerte de Mario Biondo fue homicida y probablemente con premeditación". Para los Biondo, el pronunciamiento ha confirmado lo que llevan doce años defendiendo.


