
Martiño Ramos Soto, el líder de la extinta En Marea —coalición de izquierdas que promovió junto a Yolanda Díaz para concurrir a las autonómicas gallegas en 2015— que ha sido detenido en Cuba tras ser condenado a 13 años y medio de cárcel por violación continuada a una menor de edad "mediante prácticas sádicas", tenía su fuga perfectamente planeada.
El orensano, que se encontraba en libertad provisional a la espera de recibir su sentencia, abandonó su domicilio y se desplazó hasta Portugal para —desde Lisboa— volar a Brasil. Una vez cruzó el charco, se dirigió Perú y después a Cuba. Según se desprende de la investigación policial, llegó en la primera quincena de julio a la isla caribeña y desde entonces residía en un barrio acomodado del centro de La Habana.
Aparentemente Martiño Ramos vivía tranquilo, sin miedo a ser descubierto. Aunque tomaba algunas precauciones, acudía habitualmente a fiestas y eventos. Utilizaba el nombre de Martín Soto y se presentaba como fotógrafo de modelos y artistas. Siempre estaba rodeado de jóvenes. En la cuenta de Instagram de la discoteca La Azotea de la India, le podemos ver bailando con una de ellas el pasado 24 de octubre.
Además, regentaba un negocio de serigrafía en prendas de ropa. Podríamos decir que estaba perfectamente integrado. Tanto que "estaba intentando regularizar su situación en la isla", según ha explicado al diario gallego La Región el inspector Roberto Llamazares de la Interpol. De hecho, "parece ser que intentaba casarse con una mujer allí para favorecer el permiso de residencia y que el proceso fuese más rápido".
Todo apunta a que, añade el agente, había elegido Cuba como destino final. Por otra parte, ha explicado que cuando el fugitivo fue arrestado en su domicilio de La Habana "estaba tranquilo". Incluso "manifestó que desconocía que tuviera algo pendiente en España". Ya se ha solicitado formalmente su extradición y parece que la dictadura cubana tiene intención de facilitar su traslado, a pesar de que no hay un acuerdo de extradición vigente.
Condenado por violación a una menor
Los hechos por los que fue condenado Martiño Ramos, profesor de música conocido por sus posicionamientos de izquierdas y su supuesto compromiso con las mujeres, son de una gran dureza. Su víctima era una alumna suya a la que, cuando tenía 12 años y aprovechándose de su condición de profesor, engañó y manipuló para abusar de ella.
En un primer lugar le hizo creer que era otro adolescente y que podía ayudarle con los problemas que —él conocía— tenía en ese momento. Cuando estableció una relación de confianza con ella por redes sociales, le pidió fotografías desnuda y masturbándose. Después, propició un encuentro. Ella esperaba a un chico de su edad.
Cuando descubrió que se trataba de su profesor, se quedó "en shock", recoge la sentencia. A partir de ahí, el pederasta de En Marea abusó de ella de forma continuada durante años —hasta que denunció, a los dieciséis—. Las agresiones sexuales incluían "azotes y bofetadas". En una ocasión, le dio una paliza y la abandonó en un monte.


