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La nueva vida de Maje en la cárcel: de viuda negra a reina de corazones

El currículum sentimental de María Jesús Moreno, condenada por el asesinato de su marido, no ha dejado de crecer a pesar de estar entre rejas.

El currículum sentimental de María Jesús Moreno, condenada por el asesinato de su marido, no ha dejado de crecer a pesar de estar entre rejas.
María Jesús Moreno, durante el juicio por el asesinato de su marido. | EFE

La etiqueta de ‘viuda negra de Patraix’ no ha sido impedimento para que Maje haya podido dar rienda suelta al amor dentro de la cárcel. María Jesús Moreno, que cumple 22 años de condena en el penal de Picassent por el asesinato de su marido, es conocida entre los presos y los funcionarios de prisiones por sus múltiples relaciones afectivas, algunas de manera simultánea.

Esto último no es una novedad. Cabe recordarlo porque puede formar parte de un plan para lograr beneficios penitenciarios. Hay constancia de que cuando planeó y perpetró el crimen de su esposo, tenía relaciones con cuatro amantes a los que escribía cartas similares a las que ha redactado en prisión para otros reos. La autora de uno de los pasajes más escalofriantes de la crónica negra reciente de este país, parece ser una experta en el arte de la manipulación.

Consigue que los hombres estén entregados y dispuestos a hacer cualquier cosa por ella. Así ocurrió con Salvador Rodrigo —Salva—, al que convenció de que matara a cuchilladas a Antonio Navarro cuando se encontraba en un garaje de Valencia el 16 de agosto de 2017. Asesinato por el que está condenado a pasar 17 años en la cárcel. De hecho, en la misma cárcel que la inductora del crimen, que —se dice— ahora le ignora absolutamente.

La pareja criminal no ha tenido continuidad dentro de prisión, no la podía tener. Ella traicionó a Salva durante el juicio, donde llegó a pedir perdón por no haberle denunciado cuando le confesó lo que había hecho. Lo hizo "por egoísmo y cobardía", dijo al tiempo que aseguraba que ella no había tenido nada que ver con el crimen. Él, por su parte, lo hizo porque pensó que era la única manera de estar juntos, "que era de amor verdadero y concertarían una vida en común", explicó su defensa.

¿Embarazada de un asesino?

Las cosas no son como creía Salva, que ha tenido que ver cómo Maje mantenía distintas relaciones (afectivas y/o sexuales) en la cárcel, apenas a unos metros de él. La más duradera es la última, con un reo llamado David al que habría conocido en la iglesia del centro penitenciario y del que estaría embarazada de tres meses, según informó en primicia El programa de Ana Rosa.

Él también ha sido condenado por asesinato. Entre él y el coautor del crimen cosieron a puñaladas a un joven por una disputa de drogas. Después, tiraron el cadáver al río Júcar con una bombona de butano atada a los pies. No obstante —informa Las Provincias— en este momento se encontraría en tercer grado penitenciario.

Esto quiere decir que en principio David abandonaría la cárcel antes que Maje. Aunque su estado de buena esperanza podría cambiar las cosas de aquí en adelante. De hecho, se comenta que justo ese podría ser el objetivo de que ella hubiera decidido quedarse embarazada.

Para empezar, se prevé que Maje sea trasladada próximamente al módulo de maternidad de Fontcalent, en Alicante (muy cerca de Novelda, la ciudad donde nació y vive su familia). Un entorno bastante más agradable que el que tiene en la cárcel de Picassent. Allí podría pasar los últimos meses de gestación y criar a su hijo durante los primeros tres años de vida.

Un amor de conveniencia

En cualquier caso, la historia de Salva y Maje es agua pasada. Ellos se conocieron en el trabajo, en 2015. Él era auxiliar y ella enfermera, en un hospital valenciano. Pasados unos meses, comenzaron una relación "tanto amistosa como sexual" que era "constante y habitual", a pesar de que él estaba casado. Así lo explicó el propio Salva durante el juicio.

También él sabía que Maje tenía una relación estable con otro hombre —Antonio— con el que tenía planes de boda. Durante un tiempo, cerca del enlace, dejaron de verse. Pero, ya después de convertirse en matrimonio, quedaron para comer y retomaron la relación. Es entonces cuando ella empieza a contarle que su marido no la trata bien, que la controla y discuten mucho.

También hace comentarios acerca de la conveniencia de que le pasara algo y así poder volver a tener las riendas de su vida. Así hasta que le pidió directamente que acabara con él. Incluso le puso fecha tope para conseguir su objetivo. "Me comentó que tenían un viaje en septiembre y que no quería irse con Antonio", aseguró, "debía ser antes".

La planificación del crimen

Según relató Salva y pudo confirmar la policía, planificaron juntos el asesinato de Antonio. No era demasiado complicado, ella le dio toda la información: horarios, modelo del coche, matrícula, y el lugar más idóneo para perpetrar el crimen. "Ella me dijo que el garaje era buena opción, que en verano no había mucha gente y le dije que de acuerdo".

Inicialmente iba a ser a finales de julio, pero el día fijado Antonio dejó el coche fuera del garaje y tuvieron que abortar la misión. "Me mandó un mensaje (...). Sentí un gran alivio porque no tendría que hacerlo y me fui de vacaciones". Pero, unos días más tarde, concretaron "nueva fecha": el día 16 de agosto. Él cogió su moto, fue hasta la plaza donde aparcaba la víctima, se escondió y esperó hasta que llegó.

"Fue todo muy rápido, no me acuerdo, llevo estos últimos años intentando olvidarlo", dijo Salva. "Luego me fui a mi trastero, me cambié de ropa, guardé el arma, preparé la comida a mi hija y fui a ver a Maje". Ella quería quedar "para que le contase", aunque ya sabía que lo había hecho. Acordaron que él cambiaría su estado de WhatsApp cuando cometiera el crimen.

Después de hablar, acordaron no verse durante un tiempo. Pero no fue mucho, empezaron a verse esporádicamente. De alguna manera mantuvieron el vínculo, posiblemente para mantener el control del uno sobre el otro. Cuando supieron que la policía tenía un sospechoso, se pusieron nerviosos aunque no pensaron "que pudieran tener una pista sobre nosotros".

Aún así, él le dijo que se haría cargo. "Le prometí que le exculparía de todo", aseguró Salva, "estaba muy enamorado de ella". Cuando fueron arrestados, él le seguía diciendo que la protegería en las cartas que se escribían. Así fue hasta que decidió "liberarse" y "contar la verdad", seguramente porque se dio cuenta de que a Maje sólo le importaba lo que pasase a ella y le daba igual lo que fuese de él.

Doble cara, doble vida

La "doble cara" de Maje es una de las cosas que destacó la propia policía. A la vista de todos, María Jesús se mostraba compungida por el fallecimiento de su marido, pero mientras tanto daba rienda suelta a la vida alegre con sus amantes. Una "doble vida" de la que los investigadores tuvieron constancia a través de las intervenciones telefónicas.

Además de las conversaciones en las que Maje y Salva se incriminaban, los agentes pudieron comprobar que, cuando ella recibía la llamada de sus familiares o personas del entorno de Antonio, se mostraba como una viuda doliente y deshecha. Pero, acto seguido, hablaba con sus amigas de la "liberación" que había supuesto para ella la muerte de su marido o les contaba con todo lujo de detalles alguno de los encuentros sexuales que mantenía con diferentes hombres desde que había enviudado.

A él, su marido, le tuvo engañado hasta el último momento. Así lo revelan sus conversaciones de WhatsApp. La noche antes del crimen, Maje le mandó un mensaje a Antonio —supuestamente desde el trabajo, aunque en realidad estaba en casa de su amante— para decirle que disfrutara de la empanada que le había hecho "con amor".

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