
El trágico incendio desencadenado en un edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar de Valencia ha sobrecogido a toda España por la velocidad y la voracidad con las que las llamas se han extendido por toda la fachada. La vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales y experta en incendios, Esther Puchades, achacó desde un primer momento lo sucedido al revestimiento de poliuretano con el que proyectó la fachada, un material "totalmente inflamable" que, sin embargo, se extendió en las décadas de los años 2000 y 2010 por su bajo coste y su alta eficiencia energética.
Aunque este jueves ha matizado sus palabras asegurando que no se puede asegurar que el responsable haya sido ningún material concreto hasta que concluya la investigación, la popularidad de poliuretano en las construcciones de la época ha desatado una gran preocupación entre muchos ciudadanos que se preguntan, por tanto, si sus casas también corren ese riesgo. La respuesta del decano del Colegio de Arquitectos de Valencia es clara: "El fuego en fachada no es algo habitual. La siniestralidad es muy baja y, en este caso, lo que ha habido una concatenación de circunstancias, pero no hay que alarmar a la gente, porque esto no tiene por qué producirse".
De hecho, el uso del poliuretano en construcción no está prohibido, aunque desde hace años se exige que vaya acompañado de barreras cortafuegos. "El poliuretano en sí mismo no arde, pero si se le aplica fuego, quema, como muchas otras cosas —explica Luis Sendra en conversación con Libertad Digital—. El problema aquí es que estamos ante un edificio de fachada ventilada y que, además, ayer en Valencia había un viento de 60 kilómetros por hora".
El efecto chimenea
Tal y como explica el arquitecto, el edificio en cuestión contaba con una doble fachada: "La fachada tradicional sobre la que se proyecta el poliuretano, una pequeña cámara de aire y, sobre eso, unos paneles, que son los que ves des de fuera". La combinación de los tres elementos es precisamente lo que ha podido desatar esta desgracia. "Habrá que analizar también qué componentes tenían esos paneles de aluminio y si contaban con algún elemento ignífugo", advierte el decano, que, en todo caso, apunta precisamente a la cámara de aire como la causa de la rápida propagación del fuego.
"Este sistema permite que tanto el frío como el calor penetren con más dificultad en el edificio y, por tanto, hace que el consumo energético sea menor, pero, en este caso, lo que ha provocado es un efecto chimenea, de tal forma que las llamas han ido subiendo con más rapidez ayudadas por el viento", lamenta Sendra. De hecho, eso es exactamente lo que sucedió en el incendio de la torre Grenfell de Gran Bretaña en 2017.
En los últimos años, la normativa en la construcción de edificios ha ido evolucionando notablemente. Sin embargo, ésta no tiene carácter retroactivo. Es decir, solo afecta a edificios de nueva construcción. "El edificio se construyó en el año 2004-2005 y el Código Técnico de Edificación es del 2006. Luego ha ido incorporado acciones en diferentes niveles y la norma de incendios se complementó en el año 2011", aclara el decano del Colegio de Arquitectos de Valencia.
Otros elementos de riesgo
Con todo, cualquiera que así lo desee puede solicitar una inspección de su edificio, aunque Sendra insiste en que el de Valencia cumplía con la normativa en el momento de su construcción, la única aplicable por ley, y que el problema ha sido la concatenación de circunstancias. "Las planchas, por ejemplo, llevan una pequeña capa de aluminio y, sometidas al fuego, han podido derretir la fibra que tienen dentro, arder y, al volar, hacer que el fuego se expanda. Hay tantas cosas… —insiste el arquitecto—. Pero lo que está claro es que tienen que coincidir muchísimas cuestiones para que esto ocurra: tiene que haber muchísimo viento, que haya un fuego ya consolidado… Y el problema aquí, por ejemplo, es que prendió un toldo".
En este sentido, el experto advierte de que hay elementos que no son fundamentales, pero que, sometidos al fuego, pueden provocar una desgracia: "Los toldos no todos son ignífugos y han ardido toldos, mesas, sillas y elementos decorativos de las terrazas. En fin, que esto hay que analizarlo con calma, pero no hay que alarmar a la gente".
Sánchez ya ha dejado claro que un medio crítico como este es un obstáculo. Nos halaga pero necesitamos tu ayuda para demostrarle que lo que dice es cierto. Hazte socio del Club LD.