Estos vehículos, que fueron declarados siniestro total tras quedar atrapados en las aguas de la inundación, llevaban semanas esparcidos por los municipios de Paiporta, Catarroja y otras localidades cercanas, acumulando barro y escombros, y generando una creciente frustración entre los vecinos.
Desde el momento en que las aguas retrocedieron, los habitantes de las zonas afectadas han expresado su malestar en las redes sociales, denunciando la inoperancia de los servicios de limpieza. Según los vecinos, solo se ha retirado una pequeña parte de los cerca de 120.000 vehículos que fueron dañados en la riada, cifra que ha sorprendido por su magnitud. "Ni el 10% se ha retirado todavía", lamentaba uno de los residentes en un mensaje viral compartido en las plataformas digitales.
El proceso de limpieza se ha visto ralentizado por la magnitud del desastre y la logística necesaria para retirar los vehículos, muchos de ellos atrapados en calles, plazas y zonas de difícil acceso, cubiertos de fango y con los daños estructurales que hacen imposible su recuperación. La decisión de trasladar los vehículos a una cantera de Picassent ha sido anunciada finalmente como parte de un plan para darles salida y proceder a su desguace, aunque algunos vecinos siguen cuestionando la eficacia de las medidas adoptadas y piden que se acelere la retirada.
La riada, que afectó especialmente a la comarca de l'Horta, dejó a muchos hogares sin suministro eléctrico ni agua potable, además de causar una grave alteración del tráfico y la vida cotidiana. Mientras las autoridades locales continúan con los esfuerzos de limpieza y recuperación, los residentes siguen exigiendo respuestas rápidas y soluciones más eficaces para la eliminación de los vehículos dañados y la mejora de la infraestructura de la zona.
El desguace en Picassent no solo representa el destino final de miles de coches, sino también un símbolo de la lenta recuperación de una región que aún enfrenta los efectos de una catástrofe natural de grandes proporciones. Las autoridades han prometido acelerar los trabajos de limpieza, aunque los vecinos siguen pidiendo una respuesta más rápida y efectiva ante lo que consideran una falta de previsión en la gestión de la emergencia.

