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Agapito Maestre

El superviviente

A los ojos de la mayoría de los españoles ha hecho creer que el Gobierno no es el más importante protagonista para atajar esta crisis. Esa conclusión parece estar poseída por la magia: la magia de Zapatero, o sea, sus engaños y falsificaciones cotidianas.

La intervención de Zapatero en el Parlamento ha dejado clara su alternativa. Su único objetivo es sobrevivir. Sobrevivir a todos, como hicieron los tiranos de todos los tiempos, matando a quien se le opone. Sobrevivir es la consigna y la meta. Sobrevivir, que siempre ha sido la pasión más baja y obscena del tirano, es la propuesta de Zapatero. Su actuación ha sido impecable para sus intereses. Ha conseguido transmitir los mismos mensajes que lanzó en el programa de televisión Tengo una pregunta para usted.

Dos son los "ideologemas" principales –también podríamos llamarles "imágenes" esperpénticas– que Zapatero osa poner en el "corazón", o peor, en la barriga de sus votantes. Son fórmulas muy eficaces de los gobiernos más populistas del planeta que, quizá combinadas con alguna medida coyuntural, le ayuden a llegar tranquilamente a las próximas elecciones. El primer esperpento es de carácter estrictamente sentimentalista, a saber, se trata de mostrar reiteradamente su preocupación por los más afectados y maltratados por la crisis; es el problema que no lo deja vivir con sosiego ni descansar tranquilamente. Su única preocupación de gobernante es solucionar el problema de los más débiles.

El segundo "ideologema", aunque cargado de sentimentalismo, tiene un mayor componente social y económico. Se refiere a esa insistente llamada, o mejor, grito de Zapatero para que nadie se quede excluido socialmente del sistema democrático. Él, el gobernante solidario e invencible, se preocupará en cuerpo y alma para que no haya ningún tipo de recorte en las prestaciones a los desempleados, jubilados y desempleados; incluso tomará prestada una medida que hace tres meses le propuso el PP –recortar el gasto público de 1.500 millones de euros– para detener el desempleo. Este elemento del demagógico "discurso" del Gobierno ya no destaca como el anterior la bondad congénita de su presidente, sino que trata de resaltar la palabra solidaridad, casi fraternidad, como clave de su Gobierno.

La crisis económica no es nada ante la palabrería de Zapatero. Quien lo oyera sin conocerlo, sin saber que este gobernante es un superviviente profesional, creería fácilmente que su Gobierno ha atajado todos los frentes de la crisis. Oída con la ingenuidad estúpida de quien confunde la realidad con la ficción, su formal perorata parecía que llevaba dentro todos los secretos necesarios para disciplinar convenientemente la catástrofe económica y social que vivimos. Más aún, si le prestamos a las palabras y gestos de Zapatero la atención que le prestaría un teleespectador ingenuo, sin duda alguna, sacaríamos la conclusión de que este Gobierno ha convertido la crisis en la mayor oportunidad que ha tenido la historia de España en la democracia.

En fin, nadie se extrañe de que muchos españoles hayan sido encantados por este vendedor de populismo. Por supuesto, no mantengo que todos coman en su mano, después de su intervención en el Parlamento, pero, de momento, ya ha conseguido exorcizar a la crisis como algo que fuera sólo y exclusivamente competencia de su Gobierno; por el contrario, a los ojos de la mayoría de los españoles ha hecho creer que el Gobierno de España no es el primer ni más importante protagonista para atajar esta crisis. Esa conclusión parece que está poseída por la magia; y así es. La magia de Zapatero, o sea, sus engaños y falsificaciones cotidianas, su poder de propaganda y persecución de la oposición, han desplazado y ocultado la responsabilidad del Gobierno en la crisis. La mayoría de los españoles, desgraciadamente, da por amortizada las culpas de Zapatero en la gestión y resolución de este fiasco económico y social.

Eso es terrible. Pero es menester reconocerlo, porque de lo contrario no entenderemos lo que viene a continuación, a saber, medidas y más medidas populistas para contentar a sus posibles votantes... Todo le estará permitido a este Gobierno, incluso la simulación de un pacto entre todas las fuerzas políticas y sociales contra la recesión, excepto tomar medidas estructurales que ayuden de verdad a salir de la crisis.

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