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Álvaro Vermoet Hidalgo

Un reflejo de lo peor

Estamos asistiendo al meteorológico ascenso del "Leire Pajín" del PP, ¡pues no se permite Nacho Uriarte acusar a Aguirre de presionar a los alcaldes! Idiomas, cultura, estudios o experiencia profesional alguna no tendrá, pero ingenio no le falta.

En la situación que vive el Partido Popular se refleja lo peor de la política española, lo más bajo en lo intelectual y en lo moral. Se refleja cada vez que dirigentes políticos que nunca han creído ni por asomo que Rajoy fuera a ganar las elecciones lleven cinco años hablando de esa forma grotescamente pomposa de que "Rajoy será el próximo presidente del Gobierno de España" o de "llevar a Mariano a La Moncloa", tanto antes como después de las dos derrotas consecutivas. Se refleja cuando la unanimidad de cargos del partido se sitúan contra Esperanza Aguirre en una peculiar batalla ideológica, peculiar porque no contrapone unas ideas a otras sino que se libra entre quien está a favor de que haya ideas y quienes encuentran en el peloteo a "la dirección nacional" de turno lo más parecido a una ideología que conocerán jamás.

No me extraña nada que Aguirre no haya acudido al Comité Ejecutivo; tiene que ser difícilmente soportable el chorreo de intervenciones a favor de la "unidad del partido", de la "disciplina de partido", de "estar todos con nuestro presidente nacional" y otras formas de peloteo. Lo que nos ha demostrado este episodio a quienes estamos fuera de la política es lo universal y transversal que resulta la noción de que ascender en el aparato de un partido, el que sea, es algo así como ser prefecto de Policía en la Casablanca de Curtiz. La ideología, cuando va más allá de alabar al "partido" y a la "dirección", no es un prerrequisito sino un obstáculo. La estadística concluiría que la formación ideológica, la cultura y los idiomas son un serio inconveniente, atendiendo a la situación en la que se encuentra la única dirigente del PP que no carece de ellos. Y, sobre todo, atendiendo al meteorológico ascenso del "Leire Pajín" del PP, ¡pues no se permite Nacho Uriarte acusar a Aguirre de presionar a los alcaldes! Idiomas, cultura, estudios o experiencia profesional alguna no tendrá, pero ingenio no le falta, habida cuenta de que sin el veto de Génova a quien intentó presentarse contra él en el congreso de Nuevas Generaciones no habría sido elegido ni compromisario.

En síntesis, no duden ustedes de que si Aguirre no hubiera alcanzado resultados electorales históricos en Madrid, no fuera adorada por la base del PP en toda España, no tuviera ideología, no tuviera cultura, no hablara idiomas y no se saliera del discurso de "todos apoyamos a Mariano Rajoy que va a ser el próximo presidente del Gobierno de España", la habrían apoyado como apoyaron Rajoy y Mayor a Camps, el "hombre más honrado de España".

Aclaraba lo de "política española" al inicio porque hay que ver qué diferencia con la gala. Se ha dicho siempre que Francia tiene una política más personalista, donde los candidatos –y los candidatos a candidato– tienen sus propios seguidores, dentro o fuera de los partidos. Así, en la izquierda, Ségolène Royal mantiene su candidatura a 2012 al margen de lo que pueda opinar el aparato del Partido Socialista (PS). Su ex, y ex primer secretario del PS, Hollande, impulsa su candidatura desde una plataforma independiente del partido en la que se discuten y debaten ideas para su programa electoral sin ser perseguido por ello por el aparato del PS. Aparato dirigido por Martine Aubry con un enfoque radicalmente opuesto al de Hollande, el candidato con más posibilidades. Y allí no hay pelotas apoyando a un candidato que saben que no va a ganar, ni un aparato de partido machacando a los dirigentes con ideas y ambiciones propias. Lo que hay son primarias, sin compromisarios ni nada parecido (¡qué sería del camarada Uriarte!).

En la derecha, Nicolas Sarkozy impulsó con el apoyo de las bases de la UMP (entonces una mera coalición, que Sarkozy convirtió en un auténtico partido) su candidatura a l’Elysée. El sistema "personalista" permitió a Sarkozy lograr la candidatura de las presidenciales gracias al entusiástico apoyo de las bases de la derecha y pese a las maniobras, algunas delictivas, del entonces presidente, Chirac, y del entonces primer ministro, Villepin. No se trata de un sacrificio de la UMP o del PS a favor de una democracia de mayor calidad, sino de una cultura política en la que sería inaceptable, escandaloso incluso, hacer lo contrario, someter a los dirigentes con personalidad y apoyos a lo que diga el aparato de un partido: justo lo que está viviendo ahora el Partido Popular, incluyendo la persecución contra Esperanza Aguirre por ser Esperanza Aguirre y no un aplauso más al que se dice líder.

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