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Amando de Miguel

Cuestiones de prosodia

El español es un idioma tan claro que permite muchas variaciones en la manera de pronunciarlo sin que por ello pierda capacidad de intelección. No cabe entre nosotros el ruego de I beg your pardon que repiten los ingleses corteses porque no entienden bien lo que ha dicho el interlocutor. Los hispanoparlantes solo se hacen repetir lo dicho cuando están un poco tenientes del oído o el interlocutor habla para el cuello de su camisa. El verbo deletrear, tan corriente en inglés, apenas se conjuga en español. No obstante, surgen algunos problemillas de prosodia.
 
Miguel Ángel Pamplona Lleó se lamenta del maltrato que sufre nuestro idioma por parte de algunos periodistas en medios hablados, radio y televisión. Concretamente, alteran caprichosamente la acentuación y la puntuación hasta desvirtuar el sentido de los textos. “Simplemente no saben leer”. Cita don Miguel Ángel lo del pésimo actor que declamaba: “Señor muerto: esta tarde hemos llegado”. Cuando el autor del drama había escrito: “Señor, muerto está. Tarde hemos llegado”.
 
Gerardo Díaz Granda (Valencia) se queja del “amaneramiento prosódico de casi todos los locutores” por radio o televisión. Su obsesión es la de poner el acento en la primera sílaba de las palabras largas o el de acentuar las palabras átonas (artículos, posesivos, relativos, preposiciones). Pregunta angustiado “¿Por qué deturpar así el castellano?”. No lo sé. Quizá sea por imitación del inglés, por dar énfasis al discurso. Añado una ilustración cotidiana. Los avisos regulares en el Metro de Madrid repiten la insustituible frase: “Próxima estación Tal, correspondencia con Cual”. Pues bien, en lugar de cargar el acento en Tal o Cual, lo reduplican en con, partícula que está pidiendo ser átona.
 
Gonzalo Díaz Granda (Valencia) remacha la obsesión de los hombres públicos de desplazar el acento tónico de las palabras a la sílaba más adelantada posible. Así, “el Góbierno ótorga úna lícencia”. Aquí se ha señalado muchas veces esa degeneración prosódica, pero que si quieres arroz, Catalina. El vicio va a más. Me parece que estamos todos contagiados, no solo Zapatero. Lo difícil es explicar por qué se produce esa degradación que hiere los oídos. No basta solo la influencia del inglés, idioma que prefiere el acento tónico en la primera sílaba. Es algo más profundo. Para mí que se debe a una creciente falta de seguridad en los hombres públicos, al tener que hablar en voz alta y sin haber estudiado un mínimo de Retórica. Vamos, que en las escuelas ya no hay exámenes orales y no se enseña a hablar en público. Los oradores actuales, si no es leyendo, o mejor, con el texto iluminado en la pantalla, no se atreven a dirigirse al público, aunque sea una mínima reunión de colegas. El truco de acentuar los monosílabos y hacer esdrújulas las palabras polisílabas graves o agudas proporciona una seguridad vicaria. Parece que, con esa forma de énfasis, sus convicciones son más profundas.
 
Teodoro Barriuso Martínez (Segovia) se lamenta de que los locutores de TVE no saben lo que significa “a expensas de”. Ignoro a qué se refiere. Es una expresión muy común y muy clara, aunque muestra algunos matices. Lo más general es que “a expensas de” una persona u organización significa que a uno le pagan los gastos. Pero también puede significar que el sujeto se siente perjudicado por esa persona u organización. Es más raro que la expresión quiera decir que el sujeto depende o se apoya en esa otra persona, organización o cosa.
 
Fernando Fernández plantea la diferencia entre los verbosrayaryrallar. Son acciones muy distintas. La confusión es sobre todo fonética. Al menos en una gran parte de España se confunde al hablar la elle con la y griega cuando son intervocálicas.Rayares trazar una línea física o simbólica. Se considera que el diamanterayatodos los demás cuerpos al ser el más duro. De forma simbólica se dice “raya en lo ridículo” o “al rayar el día”. Laraya, como sustantivo, puede ser una frontera municipal o la que separa a España de Portugal. En cambio,rallares desmenuzar una cosa restregándola con otra más dura. No existe “ralla” como sustantivo. Es evidente que las gafas, de tanto uso, pueden quedarrayadas(con rayas o roces), pero noralladas(pues el vidrio sigue entero). No es lo mismo “pan rayado” (con dibujitos, rayas) que “pan rallado” (en forma de migas).

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