Siempre me maravilló ese marbete con que se anuncian algunas casquerías madrileñas: “Despojos selectos”. Es una desgracia, pero el negocio está en declive. La culpa la tiene esa aberración de dar piensos animales a las vacas, que son herbívoras. Aquí anuncié que íbamos a tener “vacas locas”. Así ha sido. Lamento haber acertado. Se acabaron los callos gelatinosos, el higadito encebollado, los sesitos rebozados y demás delicias. Ya no habrá más “despojos selectos”. Los despojos, al horno crematorio. Déjeseme entonar un responso. El progreso no es rectilíneo. La amenaza espongiforme ha sido el castigo por violentar a la madre Naturaleza.
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