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Amando de Miguel

El dialecto politiqués

Tonto tampoco es. La prueba es lo bien que miente. Solo se detecta la mentira porque, al pronunciarla, pestañea ostensiblemente y deja de apoyarse en un pie para pasar al otro. Tanto miente que el hombre delante de un atril es un continuo vaivén.

Toni Esteban me pide que analice con detalle el estilo retórico de Zapatero. Don Toni lo sintetiza bien: "Me asombro de cómo se puede hablar tanto sin llegar a nada concreto, y cómo se puede abusar de nuestro expresivo idioma de tal forma, por no hablar de la oratoria pomposa y distractora. Es casi una deslealtad hacia el [idioma] español". La pomposidad de Zapatero no es la del ilustrado sino la del ignaro. Es nuestro Fray Gerundio de la política. Cada vez lo encuentro más amanerado, como si tuviera algo que ocultar. Su mayor contribución al interés público es el haber ayudado a los homosexuales. Otra obsesión es la de hacer ver que la guerra civil la ganaron los republicanos. Va a quedar para la Historia como el gobernante más inepto desde los tiempos de Witiza. No hay ninguna traza de que haya leído más de un libro. Incluso el dialecto politiqués, en el que se expresa, lo parla con dificultad.

Tonto tampoco es. La prueba es lo bien que miente. Solo se detecta la mentira porque, al pronunciarla, pestañea ostensiblemente y deja de apoyarse en un pie para pasar al otro. Tanto miente que el hombre delante de un atril es un continuo vaivén. Los extranjeros que tratan de aprender español encuentran un buen ejercicio en los discursos de Zapatero. La razón es que el señor presidente habla como si estuviese leyendo un dictado para los escolares. Tanto cuidado pone en pronunciar todas las palabras que acentúa las voces átonas. Tiende a transformar algunas palabras graves, y aun agudas, en esdrújulas. Quizá es que se le mezclan sus conocimientos de italiano y de inglés.

Lo del politiqués no es solo de los políticos sino de los demás personajes que aparecen en los medios. Gabriel Ter-Sakarian Aranbarri recoge algunos de los usos de ese modo de hablar:

  • nada más y nada menos que
  • de alguna manera
  • concretamente
  • entre comillas

Añado que lo fundamental de ese lenguaje es introducir el mayor número posible de expresiones vacías para ganar tiempo, para transmitir el menor número de ideas con el mayor número de palabras.

José María Navia-Osorio se lamenta de ese disparate que es la expresión, ahora tan popular, de "educar en valores". Se pregunta el asturiano: "¿No sería más correcto enseñar valores, o, mejor, enseñar el valor de las cosas o, todavía mejor y más corto enseñar Moral?". Cierto es. Pero no termina ahí la cosa. Don José María participa en un programa de formación continua de los médicos que se llama "Gc Salud" [= gestión del conocimiento referente a la salud]. Uno de los cursos de ese programa se llama "Evaluación del desempeño", en el que se incluye esa sandez de DAFO (= defensas, amenazas, fortalezas y oportunidades). Son trucos para que puedan vivir las consultoras.

Lo de la "corrección política" lleva trazas de nunca acabar. José María Navia-Osorio ha descubierto que, en los últimos textos legales sobre enfermos crónicos, a las discapacidades laborales se las llaman "menoscabos". Es decir, los antiguos "minusválidos" [que ya era un eufemismo] pasaron a ser "discapacitados" según la jerga oficial. Ahora han ascendido a "menoscabados". ¿Cuál será la próxima etiqueta?

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