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Amando de Miguel

Enseñar al que no sabe

Lo grave es que muchos de los recientes licenciados, ingenieros, arquitectos o técnicos superiores no están capacitados para desempeñar las profesiones correspondientes. Desgraciadamente, el título educativo sin más dice muy poco, al menos en España.

José Antonio Martínez Pons –encaramado siempre a la polémica– manifiesta estar de acuerdo con las reformas educativas francesas, propuestas por Sarkozy, en el sentido de reinstaurar la disciplina en las aulas. Don José Antonio tolera mal el tuteo de los alumnos para con los profesores o el tratamiento de "profe". No creo yo que esas formas sean tan fundamentales. Más certera será la reforma que implante en la enseñanza una verdadera disciplina conducente a la moral del esfuerzo, de la emulación. Desde luego, yo no veré tal cosa, ni siquiera como tierra prometida. Así que el capítulo de la enseñanza será, por mucho tiempo, el más retrasado del mundo público español. Quien lo padeció, lo sabe.

Álvaro Ortiz de Zárate (ex profesor) sugiere una "fórmula mágica" para resolver la cuestión de la enseñanza en España. Es el "sistema de pago por rendimiento". Habría un sueldo base para todos los profesores y luego un plus por "resultados" que evaluarían los alumnos. Mi opinión es que ese método se desvirtuaría por la corruptela de que los profesores más "muchachistas" o menos exigentes con los alumnos obtendrían una alta puntuación. Al menos en la escala universitaria, el rendimiento de los profesores tiene mucho que ver con la calidad de sus publicaciones. Es algo que puede evaluar muy bien la autoridad académica. El examen de la lista de publicaciones de un profesor nos señala muy bien lo que ha leído a lo largo de su carrera.

Javier Melsion Tuduri (Madrid, menorquín de nación) se queja de que, en los anuncios de empleo, se dice: "Se precisa Licenciado en Ingeniería Industrial". Don Javier opina que las ingenierías no son licenciaturas porque las Escuela donde se imparten esas enseñanzas no son Facultades. Bueno, tampoco me parece que haya que hilar tan fino. "Licenciado" tiende a ser, en la práctica, cualquier título superior, sigue al de Bachiller o al Graduado medio o técnico, y es el que antecede al Doctor. Lo grave no es eso, sino que muchos de los recientes licenciados, ingenieros, arquitectos o técnicos superiores no están capacitados para desempeñar las profesiones correspondientes. Desgraciadamente, el título educativo sin más dice muy poco, al menos en España.

IES Alborán me envía un nuevo ejemplo de la jerga académica. La antigua reunión de jefes de departamento o de seminario es ahora la ETCP (= Equipo técnico de coordinación pedagógica). Por lo visto, los progres de ahora identifican (exclusivamente) "seminario" con "fábrica de curas", no con "semillero". Es lástima.

A propósito de la nueva asignatura de Ciudadanía, Raquel opina: "No quiero que ningún Gobierno le dé clases de moralidad a mi hijo, pues creo que eso es asunto mío, y lo hago muy a gusto". Me parece bien el desahogo, pero habrá de saber doña Raquel que el Gobierno (el central y los autonómicos) ya da clases de moralidad a través de todo el aparato de la enseñanza obligatoria. No hay más que repasar los libros de texto de la escuela. Dependiendo de donde viva, el hijo de doña Raquel recibirá una particular visión de la Historia, la Literatura y la Sociedad. Lo de la Ciudadanía es solo la guinda del pastel.

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