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Amando de Miguel

Hablemos de ortografía

Recuerdo que el corrector de los ordenadores es poco inteligente; desde luego, no admite muchas ironías, neologismos o juegos de palabras que no estén previamente codificados.

El dispositivo por el que los ordenadores corrigen someramente las faltas de ortografía ha supuesto un gran avance para muchas personas con pocos estudios y que tenían reparos en escribir una carta o una nota. Aun así, recuerdo que el corrector de los ordenadores es poco inteligente; desde luego, no admite muchas ironías, neologismos o juegos de palabras que no estén previamente codificados. Pero, repito, la corrección ortográfica de forma automática es un gran avance.

Me hago eco de una gran iniciativa, que desconocía. Tuve ocasión de asistir a la ceremonia de graduación o fin del bachillerato en el Colegio Luyferivas de Madrid. Me pareció un ritual modélico. Aquí se llama "fin", pero el equivalente en los Estados Unidos se denomina commencement. Pero a lo que voy. El mentado colegio organiza todos los años un concurso de ortografía, el "Felipe Álvarez", para los alumnos de la ESO. Han realizado ya ocho convocatorias. No es menor atractivo el hecho de que se repartan suculentos premios, desde 50 euros hasta 3.000. Naturalmente, la cuantía del premio depende del orden en que han quedado los alumnos en las pruebas correspondientes. Se presentan miles de chavales. Me congratulo por ello. Felicito a los organizadores y a los participantes. Tenemos que contrarrestar la tendencia imperante sobre la inutilidad de la ortografía. Conviene recordar que la ortografía castellana es mucho más fácil que la inglesa, por ejemplo. La ortografía es lo que da estructura a un idioma.          

Con todo, no sería yo si no avanzara alguna crítica al certamen que digo. Por ejemplo, conviene recordar que las mayúsculas llevan tilde cuando corresponde. Esa exigencia se cumple también cuando son palabras importadas de otros idiomas. Así, en la última prueba del certamen "Felipe Álvarez" se proponía a los alumnos que comentaran palabras o expresiones como "COCKTAIL", "EX CATHEDRA" o "SUB IUDICE". Yo habría suspendido la prueba porque habría comentado que debían haberse escrito así: "CÓCTEL", "EX CÁTHEDRA" o "SUB IÚDICE". Convendría que las hojas del examen se revisaran bien antes de dárselas a los alumnos. Además, como muy bien dice el último volumen sobre Ortografía de la RAE, la cuestión ortográfica sigue cada vez más una especie de lógica difusa. No basta solo con decir que una palabra se escribe mal o bien, sino que a veces se puede escribir de dos maneras. Por ejemplo, yo preferiría escribir "ex cátedra", por lo mismo en castellano que se dice "fútbol" y no "foot ball". Los lectores de este rincón ya saben que yo llevo años escribiendo los pronombres demostrativos sin tilde. No me ha hecho falta el permiso de la RAE para esa licencia. La ortografía es cosa viva. 

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