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Mi amigo Enrique Cabrera (párroco de mi pueblo, Collado Villalba) me pregunta por la cita de Oriana Fallaci que comenta César Vidal en “La Linterna” a propósito de la oposición de la italiana a los matrimonios de truchas y al islámico. El libro de la Fallaci está a punto de salir en español. Mi amigo llama truchas a los homosexuales, ellos y ellas. Tengo que preguntarle de dónde viene esa etiqueta tan divertida. No viene en el Diccionario del erotismo de Cela ni en ningún otro.
 
Antonio Gómez Bruque me plantea qué equivalentes correctos puede haber para locuciones como “tareas a realizar”, “a nivel de” o “en base a”. Desde luego, son horrísonas. Hay mil formas de evitarlas. Basta dejarse llevar por el oído. Las “tareas a realizar” son las “obligaciones pendientes”. Las comparaciones “a nivel de” o “en base a” pueden ser sustituidas por “en relación a” o “de acuerdo con”, entre otras.
 
Dice don Antonio que le parece bien lo de inicializar para los trabajos de informática. La verdad es que se trata de una palabra de difícil fonética en castellano, y no digamos reinicializar. Pero, en fin, todo el mundo las usa cuando trabaja o juega con los ordenadores. Podríamos aceptar un término más corriente como “comenzar”, pero es tarde. La jerga se ha convertido en ley.
 
Otra opinión de don Antonio es que no le hace mucha gracia lo de nominar, en el sentido de proponer o postular a un candidato para una elección. Pues, digo lo mismo, que ya es jerga aceptada, en ese caso, con fundamento.
 
Paul Tenorio Delgado, con quien he compartido los micrófonos de la COPE, inquiere si se debe decir “ganar por tres” o “ganar de tres” en el lenguaje deportivo. Comprendo que ahora los cronistas deportivos se extasían con lo de ganar de, pero a mí me parece un barbarismo. Si siempre hemos ganado por la mano, por la mínima, por los pelos, por mayoría, por poco, por goleada, lo lógico es que sigamos con el ganar por lo que sea.
 
Guillermo Coello (Vigo, Pontevedra) dice que “al entrar en una caja de ahorros se llevó un bofetón en la vista al leer este aviso: Los recibos indomiciliados se pagarán…”. Este es el tipo de faltillas por los que solemos condenar a los culpables a un día de arresto en la cárcel digital. Lo de la jerga financiera empieza a ser una plaga. El propósito es claro: amedrentar al cliente para que no se convierta en moroso.
 
Lo de la jerga deportiva sigue dando que hablar. Jorge Rus (Madrid) reproduce este titular: “Osasuna ha marcado dos tantos”. Él sostiene que debería ser “el Osasuna” o quizá “la Osasuna”. Me quedo con “el” por entender que es “el equipo”. En cambio se dirá “la Real Sociedad”, como es lógico. A mí me gusta mucho ese artículo antepuesto a ciertos nombres propios, incluso en el caso de “la Cibeles”. Desde luego, yo digo “la ETA” o “el IRA”. Curioso que dos bandas terroristas una sea masculina y otra femenina. Caprichos. También digo “la Cope” y me quedo tan ancho.
 
Hablando de jerga financiera, Iván López (Valencia) se pregunta si se debe decir inversor o inversionista. Las dos valen y, según los diccionarios, son prácticamente equivalentes. Para mí el inversionista es una persona que invierte su dinero de un modo regular, constante, estudiado, por lo general en valores mobiliarios. Por ejemplo, yo soy un inversor porque compré un par de acciones de LD, pero no soy un inversionista, porque no he seguido invirtiendo mi dinero en acciones.
 
Jesús Fernández Morales (Santa Cruz de Tenerife), un “viejo carrista”, abandona por imposible la cuestión de los obuses como proyectiles. Pero se irrita con una variación que le pilla más de cerca. Son informaciones de este tipo: “Un carro de combate israelí mató a…”. “Los misiles del carro de combate cayeron en …”. Enseña don Jesús que los carros no matan; lo hacen quienes disparan desde un carro. Añade que los carros no suelen disparar misiles sino granadas o proyectiles. Tomen nota los periodistas.
 

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