Siempre se ha dicho que los españoles no son aficionados a escribir autobiografías, memorias, diarios. Puede ser si se descuenta la fracción de esa literatura que es solo para justificarse. Pero, aun así, hay suficiente producción memorialística. Lo interesante es la tendencia reciente. Diríase que los españoles actuales que escriben están perdiendo el temor a contar su vida. Hay ahora un cierto auge de libros de memorias. Ignoro a qué se debe la nueva moda. Registrémosla con alborozo. Es un buen síntoma de capacidad introspectiva, también de autocrítica. Quizá sea una expresión del nuevo individualismo, un síntoma de madurez social.
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