El Diccionario de la Real Academia dice de “valor añadido”: “Incremento del valor de un producto durante las sucesivas etapas de su producción o de su distribución”. Habría sido mejor decir “incremento del precio de un producto…” para no repetir en la definición la palabra definida, pero el errorcillo es de poca monta. El Diccionario del español actual de Manuel Seco y colaboradores ni siquiera recoge lo de “valor añadido”. ¿Qué es, entonces, el popular iva?
El “valor añadido” deberíamos dejarlo par ala jerga fiscal. Lo digo porque, de un tiempo a esta parte, oigo cada vez más lo de “valor añadido” para expresar simplemente el “valor” que se tiene sobre algo. Por ejemplo, “el valor de la intimidad” se convierte en el “valor añadido de la intimidad”, lo cual es gran tontería. Me temo que la cosa va a ir a más. En lugar de “se está perdiendo el valor de la familia”, oiremos: “se está perdiendo el valor añadido de la familia”. Uno puede entender que en esa familia no pagan el iva.
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