Menú
Daniel Rodríguez Herrera

Cuatro millones

Muchos internautas nos sentiríamos agradecidos si los activistas dejan de emplear cifras exageradas para hablar de este problema, ya que la única consecuencia es la demonización de un medio que conocemos bien

En Internet existen delitos y delincuentes, como existen delitos y delincuentes fuera de Internet. Sin embargo, estamos acostumbrados a que el uso de la red se convierta en parte de las noticias de sucesos, al contrario que otros medios empleados por los criminales para cometer sus tropelías. ¿Alguien duda que estos malnacidos hayan utilizado sus teléfonos para, por ejemplo, ponerse en contacto con los padres para hacer "de canguros"? Sin embargo, la forma de informar de este lamentable suceso puede llevar a muchos a suponer que estas cosas sólo pasan en Internet y que, en cierto modo, es culpa de la red de redes que sucedan.
 
Con esta impresión colaboran, además de los medios de comunicación, algunas asociaciones que publican datos alarmistas sin ningún fundamento, aunque les supongamos la buena intención. Estos días hemos vuelto a escuchar la cifra mágica de que existen cuatro millones de zonas en Internet con pornografía infantil, cifra que apareció en nuestras vidas a través de un informe de ANESVAD que tuvo gran eco en los medios. Ese número es, pongamoslo claro, absurdo. En el mismo informe dice que cada día se crean 500 nuevos, harían falta 22 años para llegar a esa cifra, lo cual es una edad bastante más alta que la de la Internet comercial y la invención de la web. Aunque el informe hable de "zonas", un término que no se utiliza al referirse a la web y que el informe no define en ningún momento, cabe suponer que se está refiriendo a sitios y no a páginas, pues los primeros tienen un mayor parecido a una "zona". Y el número es ridículamente alto si lo comparamos con el total de sitios web.
 
El tamaño total de la web es difícil de determinar. De hecho, de forma práctica, es imposible hacerlo, pues en el intervalo de tiempo en que comencemos a contar hasta que terminemos ya se habrán creado y desaparecido miles de sitios web. Y si en lugar de contar sitios, contamos páginas, el problema se multiplica. Quizá la estadística más fiable de todas las que circulan sobre el tamaño de la web sea la de Netcraft, que en mayo estimaba un total de 63.532.742 sitios web; a finales de 2003 (el año en que se publicó el informe de ANESVAD) eran 45.980.112. No parece difícil suponer que es una equivocación indicar que el 8% de toda la web es pornografía infantil. Digo yo que, en ese caso, tanto ustedes como yo habríamos tropezado con ella alguna vez.
 
El excelente sitio web Malaprensa diseccionó, con paciencia de entomólogo, la fuente que se usa para hablar de esos cuatro millones. El informe cita a Parry Aftab, abogado y directora ejecutiva de Cyberangels, un grupo dedicado a reducir los peligros a los que se enfrentan los niños en la red, que es mencionada en el lanzamiento de una campaña de la UNESCO de 1999 en la que se decía que 23.000 de un total de 3.8 millones de sitios web "abogaban a favor del sexo con niños". ANESVAD parece haber confundido ese total de sitios (que, dicho sea de paso, parece muy subvalorado) con el número estimado de webs con pornografía infantil. También puede que confundan la cifra de entre un 3 y un 10% que ofrece Aftab de "contenidos peligrosos" para niños con sitios web de pornografía infantil, lo que daría una cifra similar a esos cuatro millones si lo aplicamos al total de sitios web existentes en 2003.
 
En todo caso, parece claro que, salvo que nos ofrezcan evidencias más claras, no existen cuatro millones de sitios web con pornografía infantil. Muchos internautas nos sentiríamos agradecidos si los activistas dejan de emplear cifras exageradas para hablar de este problema, ya que la única consecuencia es la demonización de un medio que conocemos bien y que algunos, si me permiten la cursilería, hasta amamos. Y si eso no les importa, piensen que será difícil que nos volvamos a creer ninguna estadística que ofrezcan sobre el problema. Su credibilidad está en juego más aún que la de Internet.

En Tecnociencia

    0
    comentarios