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Francisco Pérez Abellán

El elixir de amor de Fatty Hogan que le gané al póquer

Un expresidente del Castellón pagó 165.000 euros por un filtro de amor a una pitonisa de Magallón, Zaragoza.

Se puede creer que en el interior de un frasco hay un líquido que nos conseguirá el amor de una dama. O se puede creer que una señora delante de una bola de cristal es capaz de ver si tu mujer te quiere de verdad. En España, que somos tan exagerados, la Guardia Civil ha descubierto que, al parecer, un expresidente del Castellón pagó 165.000 euros por un filtro de amor a una pitonisa de Magallón, Zaragoza. Hay pitonisas que dan agua de rosas para combatir la halitosis, y solo con eso ya mejoran un cincuenta por ciento las posibilidades del galán.

Naturalmente, aquel conjuro que le vendieron no funcionó. La apuesta se basaba en creer que cuanto más caro fuera el brebaje, sería mejor. Y esto no funciona así. La pitonisa, vidente, futuróloga, consejera sentimental o lo que sea se escondió bajo la cama mientras llamaba a la Guardia Civil. En su casa aparecieron cuatro individuos, el enamorado frustrado y sus ayudantes. Entre ellos un policía ful y una mujer con un arma de fuego simulada. Todos ellos presuntos autores de allanamiento de morada, coacción y otros delitos. Dice el supuesto enamorado estafado que en realidad él nunca pagó por un filtro de amor, contradiciendo la versión policial, que habrá de probarse en los tribunales, sino que lo que hizo fue invertir en un supuesto negocio de tarot y predicciones. El tarot es la baraja más poética.

Personalmente, creo más la versión de los agentes, porque nadie suelta esa pastizara sin un recibo, a menos de que se trate de algo vergonzante: como pagar para que te receten frotarte todo el cuerpo con tierra de una tumba, o beber agua de plantas escogidas, después de una semana al baño maría.

En toda España hay mujeres de ojos profundos y medias con liga, que te prometen desvelarte el secreto de la seducción. El expresidente del que hablamos, eso sí, encontró la más cara de todas. Y la más ineficaz. Cuando llegó a reclamar al domicilio de la vidente, ésta tenía el dinero en manojos de inencontrables binladens (500 euros) y también en billetes de doscientos. La pitonisa le recibió a gritos y llamando a su padre, que trató de espantar a los mirlos blancos, estafados y desplumados. Entre los dos lograron que la tropa se quedara hasta que llegó la pestañí y se los llevó a todos al cuartelillo.

Una historia triste como la de Fatty Hogan, un gordo infame, de Ohio, que llevaba toda la noche sin ligar, el día en que Raúl del Pozo se jugó los papeles de Bárcenas, y en la mesa había un rólex de oro rosa, el puente de platino de Fatty, la libreta de direcciones del corresponsal político, un pagaré valioso del maestro Cercadillo, el carnet del PCE de Luis, el del archivo, y las llaves de mi Alpine coupé, cuando Fatty subió el envite y puso el conjuro para beneficiarse a la Fornarina, que era una señora muy guapa, que había tomado el nombre de la auténtica, de cuando la bella Otero. Una señora relinda, con caderas de ánfora romana y el pecho de Sofía Loren. Era un conjuro hecho con patas de conejo, agua de rosas, friegas de romero y piscolabis de insectos, como dice El País que recomienda ahora la FAO: escorpiones al vapor, cigarrones fritos y larvas de mosca cocidas. Fuera hacía frío y estaba la policía de Franco pidiendo el carnet. Dentro de la timba había quien barritaba de placer.

Nadie dudó ni por un instante de que un trago de aquella guarrada pondría miel en la Fornarina. "Tres con las que saques". Fatty llevaba ligadas tres pequeñas de nueves, que él creía la trucha. Y me entraron cuatro del diez. Lo agradecí como una bendición, más que nada por no irme a casa en el coche de San Fernando. Los demás se habían quedado restados, renunciando al botín. Fatty se limpió una lágrima fugitiva. Era su manera de decirle adiós a la prótesis dental. ¡Lo que habría aprendido el de Castellón!... antes de restregarse el body con tierra del cementerio y antes de que la FAO descubra lo siguiente, que también se come, si te tapas oportunamente la nariz.

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