No estaba previsto en el guión inicial. Es más, quizá por ello ha sorprendido a propios y a extraños. El presidente del Gobierno, este sábado en Santander, en la presentación de los candidatos municipales del PP para el 25 de mayo, ha dicho de Alberto Ruiz Gallardón que está entre los mejores del Partido Popular. Un espaldarazo, un gesto de Aznar hacia el actual presidente de la Comunidad de Madrid que, cuando menos, le sitúa en un lugar de privilegio para vivir el proceso de sucesión.
Son palabras, en todo caso, que llaman más si cabe la atención por el contraste con los recuerdos sobre lo que ocurría hace unos pocos meses. Entonces la relación entre Aznar y Gallardón era tensa, distante y fría. Aznar “pasaba” de Gallardón y Gallardón se desmarcaba de Aznar. Una relación inexistente y que llegó a tener un auténtico vigilante en la persona de Pío García Escudero, presidente del PP madrileño, cuyo principal encargo político era “controlar” al rebelde Gallardón. Todo cambió cuando el verano pasado el presidente Aznar pedía al presidente madrileño que aceptara la candidatura a la Alcaldía de la capital de España. Gallardón reaccionó y lo hizo encantado, sabía que de esta forma volvía al redil del PP, que además Aznar le debía un favor y que por lo tanto se colocaba en buena posición en la parrilla de salida.
Toda esta estrategia inicial se ha ido cumpliendo posteriormente paso a paso. Primero vino la Alcaldía, luego la incorporación de Ana Botella a su equipo y ahora los “piropos” públicos de Aznar, que en el PP han tenido y tienen una especialísima relevancia. Aznar dice que Gallardón es uno de los mejores del PP, es uno con los que hay que contar para el futuro. ¿Hacen falta más explicaciones? Aznar cuenta con Gallardón y cuenta con él para los objetivos más importantes del PP. Es cierto que el presidente no ha desvelado todavía su “calendario” para Gallardón, pero sus palabras de “mimo y cariño” hacia el presidente madrileño no ofrecen dudas, y más después de toda la historia reciente, en la que sólo se encontraban roces y enfrentamientos.
A todo este planteamiento de fondo hay que unir una anécdota: Gallardón viajó a Santander en el avión de Aznar después de recibir una invitación de última hora del presidente del Gobierno para que lo hiciera. Es un gesto demasiado llamativo como para que pase inadvertido. Gallardón está en el círculo cercano a Aznar y, desde luego, si obtiene unos buenos resultados en el Ayuntamiento de Madrid ese acercamiento será cada vez mayor. Con todo, el presidente del Gobierno, que no es amigo de las palmadas y de los halagos, diciendo lo que ha dicho de Alberto Ruiz Gallardón ha escenificado que quiere que el “alcaldable” madrileño esté en la pomada. Con estas afirmaciones, Aznar coloca a Gallardón en la parrilla de salida de la sucesión, aunque deberá especificar ahora en qué posición. Esa será una de las claves.
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