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Ignacio Villa

El penúltimo sainete de ZP

¿Alguien puede entender que un ministro de Exteriores se vaya de vacaciones a un país que acaba de retirar a su embajador en España?

La visita que este lunes inician los Reyes a las ciudades españolas de Ceuta y de Melilla ha provocado, como era previsible, una reacción virulenta de Marruecos. Es algo que puede considerarse incluido en el guión oficial; en parte por la actitud del Gobierno de Rabat hacia estas dos ciudades españolas, que considera suyas, pero muy especialmente por el servilismo extremo del Gobierno Zapatero hacia los intereses y exigencias de Mohamed VI.

La tensión que estamos viviendo estos días, y que ha llegado al extremo de provocar la convocatoria de manifestaciones en Rabat, la retirada del embajador marroquí en España o la celebración de un pleno extraordinario del Parlamento de Marruecos, es algo que podría considerarse más o menos previsible. Lo que no es de recibo desde ningún punto de vista es la reacción pusilánime, cobarde, silente y mezquina del Ejecutivo español ante todo ello.

No han dicho mucho, y lo que les hemos escuchado provoca escalofríos. El viernes, tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta De la Vega insistió en que las relaciones entre Madrid y Rabat eran cordiales. Al mismo tiempo, desde la capital marroquí se enviaba la orden de retirar al embajador en Madrid. El sábado, el presidente Zapatero guardó silencio, mostrando su gran cobardía, cuando lo que tocaba era defender la españolidad de Ceuta y de Melilla. Y durante el fin de semana, el ministro Moratinos realizó una visita turística a Marruecos, mientras Rabat hacía sonar todos los tambores de guerra.

Este lamentable espectáculo es muy difícil de explicar. Pero precisamente por el presidente del Gobierno debería contarnos a todos los españoles los motivos de este descarado desmarque de la visita real a Ceuta y Melilla. No es de recibo el silencio de Zapatero, no se puede aceptar que toda una vicepresidenta del Gobierno hable de normalidad al mismo tiempo que los marroquíes retiran a su embajador y es ya de vergüenza general que, en medio de esta polémica, Moratinos disfrute de un fin de semana de ocio en el mismo país con el que tenemos una crisis diplomática. ¿Alguien puede entender que un ministro de Exteriores se vaya de vacaciones a un país que acaba de retirar a su embajador en España?

Si estuviéramos en una democracia como está mandado, el ministro de Exteriores habría sido cesado este domingo. ¡Moratinos disfrutando en Marruecos mientras Rabat retira al embajador en Madrid! Esto es de locos. Y por si no fuera suficiente, resulta que las azafatas españolas detenidas en el Chad han vuelto a España gracias a las gestiones personales del presidente francés, Nicolas Sarkozy. Mientras, Zapatero estuvo de puente y Moratinos de ajetreo marroquí. Así es nuestra política exterior: un auténtico desastre, una humillación continua para todos los españoles. Nuestro Gobierno es incapaz de defender los intereses de España y se esconde ante las dificultades y los problemas. Es un Gobierno empeñado en llevarnos al precipicio.

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