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Ignacio Villa

Los estropicios de Zapatero

La historia se repite. Y en el PSOE tan contentos. Por lo que hemos visto en la primera sesión de control al Gobierno después de las vacaciones, el Partido Socialista no ha reflexionado sobre la estrategia que le llevó a la derrota en las elecciones del pasado mes de mayo. Rodríguez Zapatero, encantado de haberse conocido, mantiene el mismo discurso y los mismos estropicios. Esta decidido a seguir pegándose contra el muro, indiferente a sus propios errores y a sus propios tropezones. El secretario general del PSOE, en un gesto de nula imaginación política, sólo mantiene la guerra de Irak como única línea de desgaste al Ejecutivo. No le importa haber comprobado en las urnas que los ciudadanos no han respaldado sus formas y sus maneras de llevar la crisis; le da exactamente igual que sus políticas le hayan separado de los votantes de centro que previsiblemente le pueden dar la mayoría absoluta en unas elecciones; no parece que le afecten demasiado sus muestras de incapacidad de liderazgo en las filas del Partido Socialista. En definitiva, Zapatero sigue tropezando en la misma piedra. Y tanto tropezón a siete meses de las elecciones generales ya no es un simple peligro, es el comienzo del final de una corta etapa.

No deja de ser curioso que el actual secretario general del PSOE, cuando llegó a ese cargo hace tres años, lo tenía todo a favor. Especialmente tenía a todo su partido, lejos del poder, dispuesto a cerrar heridas deprisa y corriendo. Todo el Partido Socialista quería olvidar urgentemente la "etapa González" para empezar de nuevo. Zapatero ha sido incapaz de aprovechar el viento a favor y se ha hundido poco a poco. Zapatero se hunde al son de las directrices del Grupo Prisa y a base de los trompicones de un principiante.

El secretario general del PSOE que hemos visto en este arranque del curso político es un líder noqueado por sus propios errores y descolocado por sus propias estrategias. No se contenta con seguir machacando inútilmente con la crisis de Irak al Gobierno, además es fiel lector de los argumentos que le suministra el Grupo Prisa, sin más imaginación. Un callejón frío y sin salida, que cada vez tiene menos soluciones y alternativas.

Ante tanto despropósito, volvemos donde tantas otras veces. Zapatero no responde a lo que cabe exigir a un líder, pero su equipo tampoco sabe estar a la alturas de las circunstancias. Aunque todo hay que decirlo, Zapatero no ha tenido muy buen ojo para elegir a sus colaboradores. Y encima, cuando decide cambiar a José Blanco como portavoz del PSOE, elige a Carmen Chacón. El "proyecto Zapatero" se desmorona más rápido de lo que se podía pensar, no tiene cimientos y no tiene directrices. El Zapatero de miércoles en el Congreso es una caricatura del Zapatero del comienzo de su mandato. En el PSOE lo saben, y el desánimo ya es generalizado. Esta etapa se da por amortizada.


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