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Ignacio Villa

Una legislatura para romper España

Que ahora se hable de cambio de gobierno o de adelanto de las elecciones es lo de menos; lo que pueda pasar de ahora en adelante en la Generalidad es secundario. Lo importante, el derribo de España, ya está aquí.

Con la aprobación, a trancas y barrancas, de la reforma del Estatuto catalán en el Senado parece que, en Cataluña, el objetivo de esta legislatura ya se ha cumplido. Con Esquerra desquiciada en su estrategia, con Maragall hundido en sus propios errores, con Artur Mas ciego por llegar al poder y con un Zapatero como máximo exponente del egoísmo político, las elecciones se precipitan con un gobierno en plena descomposición.

Hablar del final de una legislatura en estas condiciones tampoco nos puede sorprender. La casta política catalana tiene bien cerrado su coto que cuida en exclusivo beneficio propio. No hemos llegado todavía a los tres años de gobierno tripartito y el elenco de asuntos turbios es difícilmente superable. Reunión secreta de Carod Rovira en el sur de Francia con los terroristas etarras para pactar una tregua para Cataluña, escándalo del 3% que terminó siendo el del 20%, desastre del Carmelo, persecución de la lengua española, fiscalización de la educación, provocaciones que acaban en un boicot del cava, extorsión desde ERC a funcionarios de la Generalidad, imposibilidad de Maragall de realizar una crisis de su propio Gobierno, obsesión por cerrar la COPE, puesta en marcha de la policía mediática del CAC...; en definitiva, esta legislatura catalana ha sido una auténtica barraca de feria.

Si hiciéramos balance de la gestión del gobierno catalán habría que decir que la puntuación es un cero rotundo. Este gobierno ha colocado a Cataluña en una situación complicada en lo económico, turbulenta en lo social y caótica en lo institucional. Nadie podrá poner encima de la mesa una sola iniciativa legislativa aprobada durante esta legislatura que vaya a mejorar la vida de los catalanes. Y es que Maragall y su equipo no saben y no contestan cuando de trabajar por los demás se trata.

En todo caso no hay que engañarse. Este panorama desolador en lo político tiene también una explicación. Maragall y su gobierno, con el apoyo explicito de Zapatero, se han centrado en la puesta en marcha del proceso de demolición de España. La aprobación del Estatuto catalán "como sea" era el primer paso para iniciar ese camino que continúa con el pacto con los terroristas etarras y que recorrerá sus próximos pasos en Andalucía, Canarias y Galicia. El objetivo, pues, está conseguido. Que ahora se hable de cambio de gobierno o de adelanto de las elecciones es lo de menos; lo que pueda pasar de ahora en adelante en la Generalidad es secundario. Lo importante, el derribo de España, ya está aquí.

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