Del alejamiento de la realidad que provoca el síndrome de la Moncloa se ha escrito mucho, porque hemos contemplado un gran número de ejemplos, en diversos presidentes, de cómo actúa. Lo que no había pasado nunca es que el jefe de Gobierno levitara. O, para ser precisos, no lo habíamos visto nunca hasta que Rodríguez Zapatero lo ha hecho este martes en el Congreso.
Como si se tratara de un fenómeno paranormal, como si estuviéramos viendo una aparición de otro mundo, al presidente Zapatero no se le ha ocurrido otra cosa que comparar la situación de la economía española con la Liga de Campeones. En un tono entre frívolo y simplón, el presidente del Gobierno ha dicho que España está entre los grandes y que además es el equipo que mejor juega, que más goles mete y que mejores jugadores tiene en su plantilla. Todo un dechado de estupidez, con el agravante de que se dedica a disparatar hablando del dinero de los demás.
Es evidente que Zapatero vive fuera de la realidad. No sólo ignora lo que cuesta un café, sino que tampoco tiene ni idea de lo que le cuesta a los españoles llegar a final de mes con unos ingresos aseados. El presidente vive encerrado en sus ensueños y maravillas y se empeña en utilizar la dialéctica vacía para hablar de economía. Algo ciertamente peligroso cuando no domina en tema, no sabe ni entiende nada sobre ese particular y además no tiene intención de hacerlo nunca.
Precisamente por todo esto, Zapatero ha levitado este martes ante el asombro general. Por encima del bien y del mal, como sí la realidad de España no fuera con él, el presidente del Gobierno se dedica a sentar cátedra sobre cuestiones en las que no tiene capacidad real de maniobra. Es cierto que sabe perfectamente que la crisis económica que parece estar al caer puede ser decisiva en unas elecciones generales, pero al mismo tiempo, en una mezcla de ingenuidad y prepotencia, piensa que va a cambiar la realidad de las cosas con cuatro frases de diseño.
España no está en la Liga de Campeones. Jugó ese campeonato hasta que llegó Zapatero al Gobierno y, en un tiempo record, consiguió dejarnos fuera de los centros de poder y de decisión en el mundo, como acaba de recordar el Wall Street Journal. En esta cuestión, el presidente ha hecho sus deberes con esmero, y no parece que las cosas vayan a cambiar mucho en el futuro. Estamos fuera del circuito, fuera de la Liga de Campeones y hasta de Segunda B.
