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Ignacio Villa

ZP, al pasillo otra vez

Y es que tanta demagogia barata del jefe del Ejecutivo y de su ministro de Exteriores se termina pagando. Con el agravante de que por estas historias salimos perjudicados todos los ciudadanos

Después de una filtración que el diario El País –qué casualidad– publicaba la semana pasada, parecía que era posible que el presidente Bush y el presidente Zapatero se encontraran en Bruselas a finales de febrero. Esa era la percepción inicial, que se podría traducir en que los dos mandatarios se encontraran cara a cara, aunque fuera en una esquina de la reunión. Pero al final parece que todo se ha esfumado. Zapatero seguirá castigado.
 
El 22 de febrero se celebra, como saben, una importante cumbre de la OTAN en Bruselas con todos los mandatarios de la Alianza Atlántica. En ese encuentro, por ejemplo, ya han concertado un encuentro Bush y Chirac para recomponer relaciones después de una larga crisis entre Francia y Estados Unidos por la actitud de París en la Guerra de Irak. Y aunque incluso con el presidente francés, Bush parece dispuesto a buscar terrenos de acercamiento; por el momento Zapatero tendrá que esperar.
 
¿Motivos? Puede haber muchos; pero por encima de todos sobresale uno: en la diplomacia nos se perdona las actitudes miedosas y huidizas; y España –gracias a Zapatero– ha desertado de forma miserable de Irak. La actitud electoral y populista del presidente del Gobierno español retirando las tropas al día siguiente de tomar posesión y la insistencia posterior –desde Túnez– pidiendo la deserción de los países aliados va a marcar durante mucho tiempo la imagen exterior de Zapatero.
 
En estas cuestiones no valen las sonrisas y las palmadas. En política exterior se exige, como mínimo, seriedad y responsabilidad con los compromisos y Zapatero ha demostrado incapacidad para responder. Y es que tanta demagogia barata del jefe del Ejecutivo y de su ministro de Exteriores se termina pagando. Con el agravante de que por estas historias salimos perjudicados todos los ciudadanos.

Por el momento, Zapatero tendrá que contentarse con ver de lejos a Bush en Bruselas. Como mucho se cruzarán unas palabras, que luego la maquinaria propagandística se encargará de difundir como un gran cara a cara. Pero ya no cuela. Por ahora, como mucho, ZP tendrá que contentarse con el pasillo.

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