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Juan Morote

Asimetrías

Esta crisis que pacientemente soportamos implica que todas las familias tengan que apretarse el cinturón y reducir gastos. Sin embargo, el Estado no prescinde de ningún gasto superfluo.

En Román paladino entendemos por asimetría la falta de correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo. Si se supone que lo simétrico es lo armónico y, por lo tanto, lo que se acerca a lo bello, en cuanto que plasmación de un ideal, aquí tenemos al PSOE empeñado en fomentar y subvencionar lo asimétrico, lo injusto, lo inicuo, con el dinero de todos los contribuyentes.

La primera asimetría que se planteó como una situación ideal fue el estatuto ontológico y competencial de Cataluña. Realmente se trataba de un óptimo paretiano. Maragall, que fue el autor intelectual del bautizado como federalismo asimétrico, planteó una función de utilidad en la que Cataluña no podía conseguir un aumento en su utilidad total sin que ello implicara de modo necesario una disminución en la utilidad del resto de regiones integrantes de la nación española.

Desde entonces, estos pijo progres que nos gobiernan, no han dejado de utilizar el susodicho concepto. Eso sí, sin saber de qué narices estaban hablando, ni quién fue Vilfredo Pareto, ni la madre que lo parió. Así han enhebrado dos conceptos diferentes, como son: el tratamiento asimétrico de los problemas y la obtención de un óptimo de utilidad para un colectivo beligerante en detrimento siempre de un conjunto pacífico de ciudadanos.

Para no parecer abstruso concretaré la idea. En primer lugar: la crisis económica. Esta crisis que pacientemente soportamos implica que todas las familias tengan que apretarse el cinturón y reducir gastos. Por ejemplo: no viajar, no comprar determinados productos, recurrir a marcas blancas, etc. Sin embargo, el Estado no prescinde de ningún gasto superfluo, ni de las subvenciones al cine, ni a las ONG's que no son más que agencias de autoempleo, ni a los colectivos marginales y, sobre todo, mantiene el número de liberados sindicales y aumenta las subvenciones a la improductiva estructura sindical, q.e.d. Claro ejemplo de asimetría.

Otro caso flagrante lo encontramos en el trato a las distintas religiones, así, la Iglesia Católica no puede opinar sobre el asesinato masivo de inocentes en el vientre de sus madres. En cambio, no pasa nada si la religión musulmana alienta la lapidación de una adúltera, o la mutilación del brazo de aquél que roba para comer, o permite la ejecución de un homosexual por practicar su condición. Esto también parece bastante asimétrico. Huelga que refiramos la diferencia de trato que el Islam otorga a los hombres y a las mujeres, tanto en educación como en posibilidades de crecimiento personal mas, ante esto, la ministra de Igualdad no tiene opinión.

La asimetría desembocará necesariamente en el cabreo monumental de un gran porcentaje de la población que ve como bajo hueros discursos, pretendidamente defensores del gasto social, no hay nada. Esperemos que las elecciones europeas sirvan para generar un comportamiento asimétrico del electorado, que busque su mayor utilidad en detrimento de los friquis que nos gobiernan.

En España

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