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Luis Pazos

La potencia nuclear miserable

Una de las causas fundamentales de las hambrunas en Corea del Norte, la última a finales de los años 90, cuando murieron cientos de miles de coreanos literalmente de hambre, es que el Estado tiene el dominio de la tierra.

Hace poco la comunidad internacional protestó enérgicamente contra Corea del Norte por hacer estallar una bomba nuclear bajo tierra. Esa prueba coloca a dicho país como una potencia nuclear, en tanto la mayoría de su pueblo sufre niveles de vida comparables a los países más pobres de América. El producto anual por habitante en Corea del Sur es de 20.400 dólares, el de Corea del Norte, potencia nuclear, de 1.700 dólares, parecido al de Haití, el país más pobre de América Latina. Pero Corea del Norte tiene la "bomba atómica".

Corea del Norte ha sido gobernada oficialmente por una asamblea popular durante casi 50 años, comandada primero por Kim II Sung y después por su hijo Kim Jong-il. Su ideología política es parecida a la del comandante Fidel Castro, que ha cumplido 47 años en el poder en la isla de Cuba, donde el gobierno también lo hereda un familiar, su hermano Raúl.

A pesar de que el 36% de los habitantes de Corea del Norte se dedican a la agricultura, no producen alimentos suficientes para dar de comer a 23 millones de personas. En Corea del Sur, con apenas el 6,4% de sus habitantes dedicados a la agricultura, le sobran alimentos para 49 millones de habitantes.

Una de las causas fundamentales de las hambrunas en Corea del Norte, la última a finales de los años 90, cuando murieron cientos de miles de coreanos literalmente de hambre, es que el Estado tiene el dominio de la tierra y por ley se trabaja en cooperativas estatales.

Corea del Norte es, junto con México, el único país del mundo donde sólo el Estado puede invertir en materia energética y en electricidad. Es por eso que la producción de electricidad en Corea del Norte es 18 veces menor a la de Corea del Sur, donde los particulares pueden generar electricidad.

En Corea del Sur las empresas privadas pueden invertir en compañías telefónicas. Hay 26,5 millones de líneas telefónicas, una línea por cada dos habitantes, mientras que en Corea del Norte hay menos de 1 millón de teléfonos: una línea por cada 24 habitantes. Ahí la empresa telefónica es del Estado.

La mortalidad infantil en Corea del Norte es casi cuatro veces mayor a la de Corea del Sur; sin embargo, en Corea del Norte el gobierno dice que lo primero son los niños. A pesar de esos fracasos económicos, los gobernantes de Corea del Norte reúnen contingentes más numerosos para alabar a sus gobernantes que los que reúne el gobierno de Corea del Sur.

A pesar del evidente fracaso económico de Corea del Norte, todavía en México, en Venezuela y en varios otros países de América Latina hay grupos políticos que ven como una esperanza la aplicación de políticas parecidas a las de esa potencia bélica miserable.

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