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Manuel Llamas

Mafo, dedícate a lo tuyo

Lanzar consejos a Zapatero lo puede hacer cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de economía. No es ningún mérito y, además, no es su función. Mafo ocupa el cargo de gobernador, pero no lo ejerce.

No hay duda de que el Banco de España cuenta entre sus filas con algunos analistas de talla. El organismo monetario ofreció el pasado año la receta clave para evitar nuevas crisis financieras, consistente en ampliar el capital de la banca, cambiar las reglas contables y, sobre todo, impedir el descalce de plazos. Esto es, evitar que las entidades inviertan a largo plazo –hipotecas a 30 años– haciendo uso de deuda a corto –emisión de cédulas a tres o cinco años.

Tampoco las recomendaciones que lanza al Gobierno para salir de la cuasi depresión que sufre España no van desencaminadas. Por un lado, incide en la necesidad de reducir el gasto público para cumplir con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento cuanto antes, al tiempo que apuesta por la implantación de un contrato único para abaratar el despido y, así, dinamizar el obsoleto y férreo mercado laboral.

La idea no es original. Se trata de una propuesta muy similar a la elaborada por la patronal de empresarios (CEOE) y los miembros de la Federación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). A grandes rasgos, consiste en aplicar a los nuevos contratados una indemnización por despido creciente en función del número de años trabajados. En el primer año de contrato la compensación sería de 12 días y, a partir de ahí, iría aumentando dos días extra por cada año trabajado, hasta un máximo de 12 años.

Se trata de un avance con respecto al modelo actual, pero se queda muy lejos de la solución definitiva. Esto es, una flexibilización completa del mercado laboral, en donde empresario y trabajador pacten libremente las condiciones del contrato, así como la completa eliminación del mal llamado "diálogo social" y, por añadidura, de la nefasta política de convenios sectoriales.

Puestos a reconocer, también es digno de mención el jarro de agua fría que el organismo ha lanzado sobre las previsiones de crecimiento, paro y déficit público elaboradas por el Ministerio de Economía. Sin embargo, la gestión de Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo) al frente de la institución cuenta con muchas más sombras que luces. Y es que, a excepción del primer punto (regulación bancaria), el resto de recomendaciones y recetas anticrisis son meros brindis al sol, ya que exceden el ámbito de sus competencias.

La política económica está en manos del Gobierno, pero lo peor de todo es que el futuro del sistema financiero también. El Banco de España es perfectamente consciente de la gravísima crisis bancaria que comienza a experimentar el país. Sin embargo, Mafo cedió en su momento a las presiones políticas y dejó bajo el mando de Salgado la necesaria reestructuración financiera.

Es el Gobierno (políticos), no el Banco de España (técnicos), el que controla en última instancia el Fondo de Rescate Bancario (FROB) y, por tanto, el máximo responsable de las fusiones y planes de saneamiento que están en marcha. De ahí, precisamente, que los gobiernos regionales hayan logrado mantener intactos sus particulares feudos y chiringuitos financieros.

Aún más grave si cabe es el silencio otorgado por Mafo a los despropósitos contables que quiere aprobar el Ejecutivo con el fin de ocultar las pérdidas bancarias el máximo tiempo posible. Además, el Banco de España prefiere ignorar el escandaloso proceso de refinanciación continua de créditos impagados (roll over) que está aplicando en masa el sistema financiero.

Por supuesto, tras el caso de Caja Castilla La Mancha (CCM), se ha cuidado y mucho de no levantar la liebre sobre la necesidad de realizar nuevas intervenciones, al tiempo que los responsables de la caja manchega siguen impunes pese a los escándalos (presuntos delitos financieros) cometidos.

Chitón. Ni una palabra altisonante sobre la crisis financiera española, no vaya a ser que se enfade Zapatero. Ni una sola mención a la privatización de cajas de ahorros o a la liquidación de entidades insolventes. Ni un mero atisbo de responsabilidad para dotar de transparencia al sistema y sacar a la luz la morosidad real que ocultan bancos y cajas. Silencio total sobre las competencias que, precisamente, tiene encomendadas.

Lanzar consejos a Zapatero lo puede hacer cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de economía. No es ningún mérito y, además, no es su función. Mafo ocupa el cargo de gobernador, pero no lo ejerce. Ya es hora de que se dedique a lo suyo y comience a ganarse el sueldo. Mejor nos iría a todos.

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