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Walter Williams

Mitos sobre la pobreza

Una difundida creencia entre las organizaciones de ayuda internacional es que existe un “vicioso ciclo de pobreza” que hace virtualmente imposible el desarrollo económico de las naciones pobres. Esa creencia sostiene que los países pobres lo son porque los ingresos son tan bajos que no se puede generar el ahorro necesario para la acumulación de capital que requiere el crecimiento económico. Y, por lo tanto, la única solución es la ayuda extranjera.

Pero la realidad es que la teoría del vicioso ciclo de la pobreza no resiste un examen serio. Después de todo, ¿cómo lograron enriquecerse países como Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Suiza y Nueva Zelanda? No nacieron ricos. Entonces, ¿cómo lo lograron sin la ayuda externa que los expertos mantienen que es absolutamente necesaria? Probablemente lograron crecer porque entonces no existían ni el Banco Mundial ni el Fondo Monetario Internacional ni todos esos supuestos expertos en desarrollo.

Según el recién publicado informe de Paolo Pasicolan y Sara Fitzgerald de Heritage Foundation, titulado “El reto del milenio: enlazando la ayuda con libertad económica”, a pesar de décadas de extranjera, la mayoría de las naciones receptoras son más pobres hoy que cuando comenzaron a recibir ayuda externa. Lo que la ayuda internacional generalmente logra es que los tiranos del Tercer Mundo se mantengan indefinidamente en el poder, utilizando los recursos para construir grandiosos proyectos sin sentido económico, para enriquecer a sus compinches y para comprar equipo militar y poder así reprimir al pueblo. Y no mencionemos sus cuentas millonarias en bancos suizos.

También existe el mito del exceso de población. Esos países son pobres porque tienen demasiada gente. Esto no tiene sentido. La densidad de China es 409 personas por milla cuadrada; en Taiwán es de 1.478 por milla cuadrada y en Hong Kong es de 247.500 por milla cuadrada. Pero el ingreso per capita más alto es el de Hong Kong. El recién fallecido economista Peter Bauer lo expresó así: “los logros económicos y el progreso dependen de la conducta de la gente, no de la cantidad de gente”.

El más reciente mito sobre la pobreza del Tercer Mundo tiene que ver con la globalización y la explotación por parte de empresas multinacionales. El intercambio pacífico y el contacto con otras naciones siempre han aumentado el nivel de vida de la población. De hecho, los países del Tercer Mundo que tienen menos contacto con Occidente son los más pobres del mundo, naciones como Nepal y Tibet en Asia, Etiopía y Liberia en África.

La pobreza es generalmente autoinfligida y creada internamente. ¿Cuáles son las características de las naciones ricas? En ellas, la gente tiene más libertad personal, se respetan los derechos de propiedad, se hacen cumplir los contratos, hay seguridad jurídica, se vive bajo el imperio de la ley y el sistema económico está orientado hacia el libre mercado y no hacia el socialismo.

Un país no tiene que ser rico para crear esas instituciones que fomentan la riqueza. Esa es la historia de Estados Unidos. En 1776 éramos un país tercermundista, pero nuestros próceres crearon las instituciones que nos harían ricos. Esa estructura institucional también atrajo a inversionistas extranjeros y a inmigrantes talentosos y trabajadores. Hoy los países pobres instrumentan políticas totalmente opuestas que asustan a los inversionistas y hace que su gente talentosa emigre.

Walter Williams es profesor de economía de la Universidad George Mason y presidente de la directiva de la Fundación Francisco Marroquín

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