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Zoé Valdés

Cristina y Messi

Creo que la humanidad del Messi es precisamente la de ser solamente un jugador de fútbol, un buen jugador.

(A Adri Bosch)

Cristina Fernández, presidenta de Argentina, no pudo ir a ver la final de fútbol porque andaba en las andadas –valga la redundancia–: recibiendo a Vladimir Putin, el zar soviético, tal como recordó Raúl Castro en su discurso de bienvenida al zar en Cuba. La Dueña no pudo asistir porque enredada como estaba con esa visita, además de la otra visita, la de su vicepresidente chorro y corrupto –valga otra vez lo mismo– a Cuba (retrato con retrato del Che incluido), el juicio al señor Amado Boudou, y las maletitas, pues no pudo hacer como sí hizo Angie Merkel, que allí estuvo en Brasil a ver a su Selección, que fue al final la que ganó.

Cristina no creo que haya ido ni a ver a Messi, el jugador que ganó el Balón de Oro; y es que a Cristina no debe de importarle el fútbol y mucho menos Messi, y ni hablemos de la Selección argentina. A ella lo que le importa es la negociadera con los Castro, con Putin, y tener a mano a la corruptela que cada segundo la enriquece más. Eso de Messi y del deporte a ella le resbala.

Por ahí anda un artículo donde dicen que Messi dijo que se emocionaba con las camisetas de Maradona y el Che, resulta dudosa esa reacción de Messi, sobre todo porque fue publicada por Cubadebate, el blog del régimen cubano. Uno de ellos.

A mí, francamente, me gusta Messi, es un tipo especial, como cualquier argentino, pero me agrada su soberbia. Es una soberbia silenciosa. No es elegante, pero es silenciosa, al menos se calla, y no arma la alharaca que siempre tiene armada la mamboleta de su presidenta.

Yo "al Messi", que dirían los rioplatenses, no lo llamaría Mesías, como lo han hecho de exagerados que son nuestros hermanos latinoamericanos. Creo que la humanidad del Messi es precisamente la de ser solamente un jugador de fútbol, un buen jugador, que se ha reventado para ganar, y perdió ante un chamaco alemán llamado Mario Götze, quien hizo, para mi, el más bello gol del Mundial.

A Messi le queda todavía mucho futuro, no sólo como jugador de fútbol, además como persona política en su país. Necesitamos en la política a gente silenciosa, soberbia, inteligente, táctica, estrategas, y a no a una chorra como la Cristina Fernández.

Ay, Messi, ojalá que no le dé la fiebre del Che y de los Castro, de ser así, ya saben, borraría todo lo dicho aquí; por el momento, ojalá siga con su propia fiebre, y bien alta, tan alta como su orgullo de saberse uno de los mejores. Sin más. Igual un día va y sustituye a la mamboleta.

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