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Cristina Losada

Misión cumplida

Tenemos así constancia de un extraño fenómeno: hay personas que se resisten a suscribir una posición política por el hecho de que la avale una pléyade de actores. Más raro aún: ese respaldo despierta recelos y suspicacias.

En comentarios postelectorales se ha querido atribuir el triunfo del PSOE a los dirigentes socialistas de las sucursales que más llenaron el zurrón de votos. Esto es, Patxi López, Montilla y otros menos destacados, como Touriño. De lo cual se ha deducido que el electorado respalda a esos nuevos barones que van sustituyendo a los caducados. Para mí, sin embargo, el 9 de marzo se votó en clave nacional, aunque fuera –como fue– para continuar con la demolición de la nación, por lo que el mérito corresponde a ZP casi en exclusiva. Casi, digo, pues en mi opinión, que sostengo sin encuesta alguna que la avale, Zapatero le debe mucho al artistamen que le sigue y sirve con fidelidad, como ya hizo con González, y siempre que hace falta.

Aquí no sucede todavía lo que en Estados Unidos, donde, a tenor de unas declaraciones de George Clooney a un periódico alemán, los de Hollywood no gobiernan las conciencias de todos los votantes. Hay zonas, incluso, donde si las estrellas dicen que hay que votar a Fulano, la gente decide votar a su rival Mengano, como para llevarles la contraria. Es por eso que el actor procura no aparecer al lado de Obama, que es su candidato. El apoyo de las celebrities puede perjudicarlo. Tenemos así constancia de un extraño fenómeno: hay personas que se resisten a suscribir una posición política por el hecho de que la avale una pléyade de actores. Más raro aún: ese respaldo despierta recelos y suspicacias.

El Holyvú español puede vanagloriarse de gozar de mucho más predicamento. Así como de ser más monolítico en sus afectaciones y afectos políticos. Son gente de partido, con o sin carné. Apoyan al PSOE en la oposición y en el poder, sin caer en ningún momento en la tentación de la crítica. A cambio, el Prisoe también los apoya incondicionalmente. Pues por esos pagos entienden la importancia de mantener vivo el cliché de que ellos son la cultura y viceversa. Cierto que se hace pasar por cultura cualquier cosa. Pero el sucedáneo basta para alimentar el mito y crear la aureola. Han conseguido que hasta el partido del centroderecha crea que la cultura es cosa de la izquierda y se la deje.

Hace cuatro años y pico, le preguntaron a Rajoy qué periódico leía y respondió que el Marca, que es un diario que compra todo el mundo. Zapatero, en cambio, contestó que leía El País, que se labró fama de "elitista" y aún se adquiere para pasearse con él bajo el brazo. Rajoy quería parecerse al común de los mortales, disimulando que tiene formación para leer lo que le echen. Zapatero quiso aparentar cultura y disimular una formación endeble. Con el Marca en la mano, Rajoy ha perdido dos elecciones. ZP las ha ganado con El País, unos Premios Nobel fuleros y un plantel de celebridades. No pocas son viejas glorias a punto del desguace y algunas hacen doblete. Hay quien domina el arte de hacer carrera con cualquier régimen. Pero realizan el cometido que siempre se ha esperado de los compañeros de viaje. Misión cumplida. Ya se retiran a sus confortables cuarteles de invierno hasta la próxima. No saldrán de ahí con una reflexión como la de David Mamet.

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