Menú
EDITORIAL

Los de Rajoy muestran sus cartas

Con lo que no contaban es con que San Gil los viese venir, de ahí que no se haya presentado en Madrid para escenificar un numerito de falsa concordia, que sólo beneficiaría a los protegidos de Rajoy, reconvertidos en trileros de partido

La ponencia política del Partido Popular para su próximo Congreso ya ha sido oficialmente anunciada. Sobre el papel nada reseñable. La ponencia permanece intacta, fiel a las bases a las que, desde el principio y sin titubeos, se ha adherido María San Gil. Firmeza frente al nacionalismo y tolerancia cero con el terror. ¿Y todo el jaleo para esto?, se preguntarán muchos. ¿Por qué San Gil abandonó la ponencia el domingo y, dos días más tarde, sus compañeros han presentado sin ella un documento en sintonía con sus planteamientos? La presidenta de los populares vascos, acaso la política mejor valorada de todo el partido y seguramente la más valiente, se ha visto forzada a protagonizar en los últimos dos días una polémica que sólo permite adivinar una pequeña parte de un problema mucho más grande.

Si María San Gil, que no es precisamente la clásica maniobrera de la calle Génova, dio el portazo del domingo es porque poderosas razones la impulsaron a hacerlo. Si no ha acudido con Sánchez Camacho y Soria a presentar la ponencia en Madrid –a pesar de que está en su línea–, es porque hay algo que no termina de convencerle. La clave radica, pues, en saber qué ha pasado por la cabeza de los que hoy manejan el PP durante estos dos días.

Los de Rajoy, es decir, el grupo de leales al líder que se ha hecho con el partido tras la derrota electoral, han aprendido valiosas lecciones de la izquierda. Por ejemplo, la de lanzar una idea sencilla, fácilmente aprehensible por los medios de comunicación afines, que predisponga a la audiencia en contra o a favor de algo o alguien. Zapatero lo hace de continuo con frecuencia y obtiene de ello buenos resultados, ¿por qué no habrían de hacerlo ellos? Por ellos se entiende, naturalmente, la "banda de los cuatro", esto es, Moragas, Lassalle, González Pons y Arriola. La lástima es que no emplean esas tácticas contra la izquierda, sino contra lo mejor que tiene su partido.

La trampa está clara. Se trataba de quitarse de encima un imprevisto haciendo creer que la culpa es del propio imprevisto, es decir, de María San Gil y sus dichosos principios. No han dado marcha atrás por una cuestión de convicciones, ni mucho menos. Si las tuvieran, jamás habría sucedido algo tan grave en sí mismo como que se llegaran a discutir los principios del PP durante la redacción de la ponencia.  Si San Gil aceptaba los cambios, perfecto, porque desactivaban esa crisis y podían contar con su aval para seguir haciendo lo que planean y que hoy mismo Moragas ha dejado claro: pactar con los nacionalistas.

Pero la presidenta del PP vasco los ha visto venir, de ahí que no se haya presentado en Madrid para escenificar un numerito de falsa concordia. San Gil sabe que, entre los numerosos apoyos que ha cosechado en las últimas horas, unos son sinceros y otros de boquilla, que sólo persiguen neutralizar su influyente estrella política. ¿Y qué mejor manera de lograrlo que hacer creer que es una caprichosa en busca de fama y notoriedad? ¿No han aceptado, a fin de cuentas, su ponencia mientras los que la anunciaban se deshacían en halagos con ella?

La maniobra de distracción de estos trileros de Génova es, por manoseada y simple, fácil de descubrir. Pero junto a los nuevos modos que exhibe el equipo de confianza del presidente del PP, más propios de Ferraz que de Génova, lo que se ha visto en carne viva es el programa máximo de Rajoy. El Partido Popular, en lugar de capitalizar los diez millones largos de votos obtenidos el 9 de marzo gracias a un programa más o menos sensato y a cierto espíritu de lucha, se ha lanzado a tumba abierta a renegociar los principios que dan sentido a la existencia misma del PP como partido liberal-conservador, español y condenado a una oposición sin concesiones. Es una lamentable reedición del "si no puedes vencerlos únete a ellos" que va captando adeptos en ciertos ambientes del PP que, no por casualidad, son los ambientes en los que se mueve su máximo líder.

En España

    0
    comentarios