Gobierna para menos de la mitad del electorado y se niega a apaciguar a sus encapuchados, que ultiman los planes para pegar fuego a lo que se les ponga por delante.
No descarto que Sánchez aproveche los desmanes del 21-D que los separatistas le servirán en bandeja para envolverse en la bandera española, aplicar un 155 algo más duro que el anterior y convocar elecciones para mayo.
Quién iba a decir que la espumosa y fabricada popularidad de Emmanuel Macron bajaría tanto y tan bajo que hoy en día es el presidente más impopular que ha tenido Francia.
El electorado andaluz ha premiado ampliamente a Ciudadanos, que ha supuesto un puente entre la izquierda y la derecha, que ha sido colaborador, posibilista y moderador.
Todavía no sabemos si piden perdón por haber puesto en riesgo la vida de varias decenas de familias o porque al final no pudieron identificar a ninguno de los 44 hijos de perra que se han atrevido a votar a la derecha.
El suceso político más importante de los últimos días no ha sucedido en Andalucía ni en las autopistas catalanas, asaltadas por los golpistas, sino en una sala del Parlamento Europeo en Bruselas.