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Castilla y León

El cisma de Viganò, el arzobispo sedevacantista al que apoyan las monjas excomulgadas de Belorado

El italiano, exnuncio apostólico, es patrón de una fundación que construye una "aldea monástica" para religiosos "objeto de las purgas bergoglianas".

El italiano, exnuncio apostólico, es patrón de una fundación que construye una "aldea monástica" para religiosos "objeto de las purgas bergoglianas".
Carlo Viganò, arzobispo y exnuncio papal. | Fundación Exsurge Domine

"A día de hoy caminamos libres y solas en defensa de la Fe Católica", señalaban las diez monjas excomulgadas de Belorado en un comunicado -esta vez firmado por todas- que emitieron el pasado miércoles por la tarde. Unas horas antes había salido a la luz que se había consumado la salida del convento de Pablo de Rojas y José Ceacero, de la Pía Unión de San Pablo Apóstol. La organización -una secta, para el Vaticano- a la que las hermanas se encomendaron tras su ruptura con Roma. El falso obispo y el cura coctelero fueron invitados a marcharse.

Este movimiento no debe ser interpretado como un paso atrás en la deriva independentista de las exreligiosas, que tienen muy claro la senda que quieren recorrer. En el texto, insisten: "decidimos separarnos de la Iglesia Conciliar en un clima conflictivo y por Amor a la Verdad Católica". Se reafirman por tanto en lo expuesto en el manifiesto publicado el 13 de mayo, con el que comunicaron que "después de haberlo considerado durante varios años, larga y tendidamente" consideran que Pío XII fue "el último Romano Pontífice legítimo" y que "la SEDE DE SAN PERDRO ESTÁ VACANTE Y USURPADA".

Es decir, que las exclarisas (dejaron de serlo en el momento que fueron excomulgadas) se han sumado a la corriente sedevacantista, que rechaza el Concilio Vaticano II y -en consecuencia- no reconoce a ningún papa posterior a Pío XII. Para ellos, la Santa Sede está vacante. De ahí el nombre del movimiento, al que se adhirió en su momento De Rojas (obispo excomulgado en 2019) y al que se acogen otros religiosos rebeldes como Carlo María Viganò. Este arzobispo y exnuncio (representante diplomático del Vaticano) se enfrenta a su posible excomunión.

Se le acusa de cisma. Él mismo comunicó a través de la página web de su fundación, Exsurge Domine. Y, para él, es un "honor". Tenía que haber comparecido el pasado 20 de junio en el Palacio del Santo Oficio, según lo dispuesto por el Decreto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, pero -tal y como anunció que haría- no se presentó. Entre otras cosas, porque no reconoce "la autoridad del Papa". Posición que fue aplaudida por las entonces monjas de Belorado, que compartieron en su cuenta de Instagram ‘Te hago luz’ un post de ‘Macabeoisaac’ en el que se le calificaba de "mártir".

Críticas a la Iglesia

Este viernes, 28 de junio, acababa el plazo para que el arzobispo cismático compareciera o presentara un escrito de defensa. De no hacerlo, se le advirtió, sería "juzgado en su ausencia". Y así parece que va a ser. Entretanto, en su perfil de X (Twitter) aún podemos ver algunos de los comentarios que respaldan las acusaciones que pesan contra él. "El cáncer que se ha extendido en la Iglesia desde la revolución conciliar y que gradualmente se ha extendido en forma de metástasis durante los años posconciliares, ha conquistado ahora con el jesuita argentino completamente el nivel más alto", publicaba el 20 de febrero de 2024.

El 20 de junio, día en el que estaba llamado a comparecer, insistía en la misma idea en un comunicado "sobre el inicio del proceso penal extrajudicial por el delito de cisma" publicado en la web de la fundación. En él destacaba que "no es casualidad que la acusación contra mí se refiera al cuestionamiento de la legitimidad de Jorge Mario Bergoglio y al rechazo del Vaticano II: el Concilio representa el cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico del que la ‘Iglesia sinodal’ bergogliana es una metástasis necesaria".

Cambio de postura

El caso de Viganò es curioso. Ha sido embajador de la Santa Sede un total de 23 años. De 1992 a 2009, en Nigeria (bajo el mandato de Juan Pablo II); de 2011 a 2016, en EEUU (dos años con Benedicto VI y cuatro con Francisco). Y "trabajó bien", según ha señalado recientemente el cardenal secretario de Estado Pietro Paroli.

Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos años. "Lo siento mucho porque siempre lo aprecié como un gran trabajador, muy fiel a la Santa Sede", ha añadido, "lo que pasó no lo sé". En cualquier caso es evidente que la postura del todavía arzobispo es radicalmente distinta. Ahora abomina de la Iglesia que abrazó durante toda su vida.

El prelado, que hoy tiene 83 años, fue ordenado sacerdote cuando tenía veintisiete. Cuatro años más tarde, se unió al servicio diplomático de la Santa Sede y a los 51 años se convirtió en obispo. Incluso fue secretario general del gobernador de la ciudad del Vaticano de 2009 a 2011, por ende una de las personas de confianza de Benedicto XVI (a quien hoy considera un usurpador).

Viganò vs Francisco

La guerra entre Bergoglio y Viganò viene de lejos. Posiblemente desde bastante antes de que el primero destituyera al segundo de su cargo de nuncio en EEUU en el año 2016, que debió ser la gota que colmó el vaso. En los mentideros del Vaticano eran conocidas sus diferencias ideológicas, que han sido más evidentes una vez que el arzobispo ha abierto la caja de los truenos y ha criticado abiertamente las vacunas y el matrimonio homosexual.

En 2018, Viganò un paso más cuando publicó una carta de 11 páginas en la que acusaba a Francisco de encubrir a Theodore McCarrick, que fue destituido del ministerio en junio de ese año tras ser denunciado por abusos sexuales a un menor en 1974. Según aseguró entonces, el Santo Padre sabía que el cardenal estadounidense era "un depredador en serie" al menos desde 2013 y sin embargo "lo protegió hasta el final". Extremo que la Santa Sede siempre ha negado.

Viganò llevaría años cuestionando a la Iglesia católica desde dentro. El 25 de enero de 2012 vieron la luz -en un programa de televisión italiano- una serie de informes y misivas que él mismo habría escrito alertando a Benedicto XVI de distintos casos de corrupción, prevaricación y mala gestión en la administración vaticana. Las filtraciones fueron bautizadas con el nombre de ‘Vatileaks’ y -después se supo- vinieron de la mano del mayordomo del Papa (Paolo Gabriele), que fue arrestado el 23 de mayo de ese año por robar documentos de la mesa del Pontífice.

¿Qué pretende?

Viganò (jubilado desde 2016) es patrón de la fundación Exsurge Domine, que -según reza en su web- nació en 2023 (inicialmente como asociación) de "la conciencia de una grave crisis eclesial, que últimamente ha alcanzado una verdadera persecución de los sacerdotes y religiosos que no se someten a la apostasía y la traición a la Iglesia de Cristo" y que son "expulsados ​​de sus parroquias, monasterios y conventos".

De ahí que estén creando una "aldea monástica" para aquellos que "fueron objeto de las purgas bergoglianas". Quién sabe si las diez monjas clarisas excomulgadas el pasado 22 de junio, acusadas de un delito de cisma, pretenden hacer lo mismo en Belorado para acoger a las mujeres expulsadas de la Iglesia católica. Podría ser incluso más rápido, porque el proyecto de Viganò está en desarrollo y ya dejan ver el coste del mismo es una "suma elevada".

Eso sí, sugieren, "si cada uno pone de su parte, no será imposible hacer frente" a esa cantidad. Como explican a continuación, Exsurge Domine ha pasado de asociación a fundación precisamente para poder "operar con un régimen fiscal preferencial y poder recibir donaciones y legados en bienes muebles e inmuebles". "También existe la posibilidad de donar el 5x1000" en la declaración de la renta, añaden (con las necesarias instrucciones para ello).

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