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Carlos Pérez Gimeno

La Duquesa de Alba, en capilla

¿No sería mucho más lógico que acudieran los hermanos del novio, antes que todas las exesposas y exyernos de la duquesa?

Doña Cayetana ya lo tiene todo preparado para su inminente boda. Como a su enlace van a acudir muy pocas personas, el pasado fin de semana lo ha dedicado a organizar almuerzos con amigos que no asistirán a verla casar, como los diseñadores de su traje de novia, José Luis y José Víctor, más conocidos como Victorio & Lucchino. También tuvo tiempo para acudir al teatro de La Maestranza donde la soprano Montserrat Caballé dio un recital. Acudió con el flamante novio, que no se ha despegado de su novia en ningún momento. Todos los que acudieron a disfrutar del evento quisieron dar la enhorabuena y felicitar a la pareja.

Por su parte, Alfonso Díez ya se ha trasladado a Sevilla, después de despedirse de sus compañeros de trabajo. Sólo lo hizo con los más allegados, no fue un adiós multitudinario, con copa incluida y todos deseándole mucha felicidad para esa nueva vida que le espera y por la que tanto ha luchado. Al final, ha conseguido su objetivo, convertirse en duque de Alba.

Mientras, sus últimos días como soltero están siendo de auténtico ajetreo, haciendo todo lo que su novia quiere. Su hermano Pedro, el que fuera de verdad el íntimo amigo del anterior duque consorte, Jesús Aguirre, paseaba su perro por los alrededores de su casa, en pleno barrio de Salamanca.

A pesar de la amistad que ha tenido con la aristócrata, no ha sido uno de los elegidos para acudir al enlace, ya que tan solo asistirán sus hermanos Pablo, que es abogado y vive en Valladolid, y Begoña. También acudirá la hija de ésta, que es ahijada de Alfonso. El resto de su familia se tendrá que conformar con lo que les cuenten y ver las fotos.

Una situación extraña, y, por supuesto, la lógica brilla por su ausencia, porque yo me pregunto: ¿no sería mucho más lógico que acudieran los hermanos del novio, antes que todas las exesposas y exyernos de la duquesa?

Está muy claro que se nota quién manda. La señora duquesa ordena, y el funcionario obedece, por la cuenta que le tiene.

Todavía está por ver si a la ceremonia acudirá su hijo Jacobo, y su mujer, Inka Martí, a consecuencia de las declaraciones tan poco afortunadas que la Duquesa dedicó a su nuera, calificándola de "mala y envidiosa". Levantaron tanto revuelo que el matrimonio prefirió huir de la prensa y poner rumbo fuera de España.

Si esto ocurriese, doña Cayetana, se llevaría un gran disgusto, porque desde el primer momento estaba empeñada en que asistieran todos sus hijos a la boda, a pesar del poco interés que todos tenían por el último capricho de su madre, que pese a la fuerte oposición de ellos, ha vuelto a imponer su voluntad. No han tenido otro remedio que claudicar y, no teniendo bastante con su segundo matrimonio, ahora llega el tercero.

Una boda muy pintoresca, se mire por donde se mire.

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