
Concha Velasco ha regresado a los escenarios y, como era de esperar, lo ha hecho por la puerta grande, después de superar el linfoma del que tuvo que ser operada en el mes de Junio.
En ésta ocasión, el Teatro Principal de Zaragoza ha sido el lugar elegido para el estreno de la obra, que lleva por título Olivia y Eugenio, bajo la dirección de José Antonio Plaza. En ella da vida a una madre con un hijo con síndrome de Down. Hugo Aritmendiz, un chico con esa misma enfermedad que, por primera vez, actúa en una obra de teatro, la acompaña en el escenario.
La expectación estaba servida por ver a la actriz una vez superada su enfermedad, y como ella misma declaró emocionada, "estoy agradecida, y quiero olvidarme de todo lo pasado, que no ha sido poco. Tuve la suerte de llegar a tiempo. Me siento muy querida y volver al teatro ha sido lo mejor que me ha pasado". Así de emotivas fueron sus palabras.
Según me comentan allegados de la actriz, los médicos le han recomendado que se cuide mucho y que se olvide de la vida que ha llevado anteriormente, que no haga excesos, porque lo que ha tenido ha sido muy grave.
Como ella misma reconoció, va a hacer todo lo que le han dicho, a pesar de su rebeldía, ya que, según me comentan, no es muy buena enferma.
Con su vuelta a las tablas no puede sentirse más feliz. A pesar de las soledades a las que a veces se tiene que enfrentar al estar alejada de los suyos. Concha tiene muy presente que la vida le ha dado una nueva oportunidad, y no olvida que el aviso ha sido de los serios.
