
El estreno de Indiana Jones y el Dial del Destino a finales de junio ha tenido buena acogida en las taquillas. Aparentemente era el final de la secuela sobre este héroe. Con ese convencimiento muchos han sido los espectadores que piensan que ya no se rodarán más cintas de aventuras con este personaje de ficción. Teniendo desde luego en cuenta que su protagonista, Harrison Ford, acaba de cumplir ochenta años este último 13 de julio. Hay dos alternativas: una que éste acepte, al menos, un adiós definitivo de este arqueólogo que fuera creado por la imaginación de dos genios del cine: George Lucas y Steven Spielberg. Por cierto, en principio iba a llamarse Indiana Smith y lo iba a encarnar Tom Selleck. Resultó que este tenía un contrato que lo impedía. Y entonces recurrieron a Harrison y a partir de entonces, 1977, pasaría a ser Indiana Jones. En cuanto a la segunda posibilidad de que este veterano actor no quiera o no esté en condiciones físicas de seguir interpretándolo, seguro que habría un competente sustituto.
Todo son conjeturas por el momento. El propio Harrison Ford ha admitido que si esta reciente secuela, Indiana Jones y el Dial del Destino cumpliera las expectativas económicas al final de su exhibición, se plantearía el caso de seguir con la saga. Para entonces, dentro de dos o tres años pongamos por caso, las nuevas técnicas posibilitarían que Indiana Jones tuviera una apariencia aún relativamente joven. Para ello, ya en esa última entrega la tecnología digital ha obrado el milagro de presentar a un rejuvenecido Harrison Ford, con quince o veinte años menos.
Si la productora piensa que un nuevo actor sería la solución más ajustada, por mucho riesgo que corriese, hay significativos precedentes. Sin ir más lejos, con la saga James Bond. Si bien Sean Connery fue su primer, perfecto protagonista, otros colegas como Roger Moore, entre otros, lo sustituyeron sin problemas. Harrison Ford ha sido muy elegante y solidario con nuestro compatriota Antonio Banderas, elogiándolo por su participación en Indiana Jones y el Dial del Destino. Tal vez no sería mala idea, caso de que prosperara la sustitución de Ford, que el malagueño pudiera convertirse en el siguiente héroe.
Harrison Ford, por muy cansado que pueda sentirse rodando escenas de cierto peligro (no en vano en la película que nos ocupa resultó seriamente lesionado y tuvieron que operarlo), no se ha retirado del cine. Rodó últimamente la serie televisiva 1923 y otro filme, aún sin estrenar, Terapia sin filtro. Es decir: continúa en activo, siendo un actor muy comercial, rentable.
Nada podía presagiar siendo un jovencito nacido en Chicago, mal estudiante de Filosofía y Literatura, que por eso mismo se dedicaba más a prácticas deportivas, luego se inscribió en unos cursos de Arte Dramático, que es donde comenzó a sentir la vocación de actor. Pero sus primeros pasos profesionales no le permitían ganar el suficiente dinero para atender sus gastos más primarios, en una época, año 1964, que se había casado con Mary Marquardt. A ese hogar llegaron dos niños. Y con la familia instalada en una modesta vivienda en Hollywood Hills, que le había costado diez mil dólares, no alcanzaba a llegar a fin de mes con sus escasos emolumentos.
Fue entonces cuando creyendo en sus posibilidades manuales como tipo mañoso, se adiestró con el manejo de la garlopa, convirtiéndose en ocasional carpintero. Y así, entre chapuza y chapuza, ingresó el suficiente dinero para completar los pocos ingresos que obtenía como actor. Dio la casualidad de que a través de un amigo fue contratado por el acreditado músico Sergio Mendes que deseaba reformar su mansión. Lo hizo y después logró otra oferta similar en la casa de un director de "casting", quien se encontraba en plena búsqueda de actores desconocidos para una película de George Lucas. Así, el destino proporcionó a Harrison Ford el trampolín para ser protagonista en 1976 de La guerra de las galaxias, aquel Han Solo que acabó siendo ídolo de millones de jóvenes y no tan jóvenes en todo el mundo.
El divorcio de su primera esposa, antes ya citada, se produjo en 1979, cuando la popularidad de Harrison iba ascendiendo espectacularmente. Pero en esa época, el actor pasó por momentos muy duros: su ex, Mary, comenzó a padecer una esclerosis múltiple que la dejó para siempre sin posibilidades de llevar una vida normal. Él se portó de maravilla, proporcionándole una casa y, desde entonces, atendiendo todos sus gastos, incluyendo la atención médica, que en Estados Unidos es carísima.
Para rehacer su vida sentimental encontró a una guionista de cine, Melissa Matthison, con quien contrajo un nuevo matrimonio en 1983. Tuvieron dos hijos. En 2004 se divorciaron. A él todos los trámites judiciales y la sentencia definitiva le supuso un elevado desgaste para su economía. Año aquel en el que Harrison Ford inició su convivencia junto a la actriz Calista Flockhart. Habían coincidido en la entrega de los Globos de Oro y se enamoraron, casándose en 2010. Aportó ella un hijo que había adoptado anteriormente.
Así es que es padre de cinco hijos, que lo han convertido hace tiempo en abuelo. Cuanto está afeitándose puede que se pregunte si es un viejo. Biológicamente tiene la edad para serlo. Es octogenario. Pero hiperactivo. Tenemos Harrison Ford para rato, siga siendo o no Indiana Jones.