La muerte de Carlos Goyanes ha sido toda una sorpresa. Nadie se podía esperar que el marido de una de las señoras mas queridas de la crónica social se fuera así tan de repente. Para el que se va es maravilloso porque no ha sufrido nada.
Según me cuenta mi gran amiga Maribel Yébenes, una de las íntimas de Cari Lapique, su viuda, la muerte le sobrevino mientras dormía. Fue su hija Caritina quien entró en su habitación al ver que la mañana pasaba y su padre no se levantaba. Ya había fallecido.
El shock ha sido tremendo para todos los que le conocíamos y más para su familia y amigos. Siempre que hablaba con Cari le preguntaba por él. La última vez fue hace unos días cuando le felicité por su cumpleaños, que también hicimos en la Crónica Rosa, el pasado 17 de Julio. Me contó que estaban todos muy bien, de vacaciones en Marbella como era costumbre. Tanto Cari como Carlos fueron de los pioneros en llegar a la Costa del Sol y allí se casaron, una vez que Carlos consiguió la anulación de su primer matrimonio con Marisol.
Goyanes siempre fue muy discreto y no habló de aquella unión, que fue una gran equivocación. Con Cari ha sido todo lo contrario, siempre se les ha visto muy unidos y con el paso de los años fue un abuelo feliz. Le encantaba disfrutar de sus nietos y hacer una vida tranquila, sobre todo desde que tuvo un infarto y a consecuencia de ello tuvieron que implantarle un marcapasos.
Las veces que he coincidido con el matrimonio, que han sido muchas, unas por mi trabajo y otras a nivel personal al tener amigos comunes. Siempre ha sido un señor y daba gusto hablar con él. Recuerdo que la última vez que le vi fue el día de Navidad, que se reunió la familia en el restaurante Mariela's, donde acudí con la mía y con la de nuestra Isabel González, y donde nos saludamos todos. Es una triste pérdida.
El velatorio se llevó a cabo en el tanatorio de San Pedro de Alcántara donde no pararon de llegar familiares y amigos.