Menú

Marta Gayá, la amiga entrañable de Juan Carlos I más discreta y leal

El nombre de Marta Gayá saltó a la fama en 1992 cuando una revista se atrevió a publicar en portada a la mujer que mantenía una relación con el rey.

El nombre de Marta Gayá saltó a la fama en 1992 cuando una revista se atrevió a publicar en portada a la mujer que mantenía una relación con el rey.
Gtres

Su nombre era más que conocido en ciertos círculos sociales y de poder, y aunque referente a ella se repetía hasta la saciedad la frase "la gente que habla no sabe y los que saben no hablan" se sabía a la perfección quién era, sobre todo en Mallorca, donde la llamaban "la Serenísima".

Un secretismo que se truncó en 1992 con la portada de la revista Época donde se calificó a Marta Gayá como "la dama del rumor" y que dio a conocer su relación con el rey Juan Carlos, si bien algunos medios internacionales como Oggi o Point de Vue se atrevieron a contar meses antes que el rey tenía una "relación sentimental duradera".

La "dama del rumor" en cuestión era Marta Gayá, hija de una familia acomodada de Mallorca, que se casó muy joven con Juan Mena un ingeniero malagueño. Tres años después, se divorciaron y nunca tuvieron hijos.

Marta, que tenía una excelente red de contactos, comenzó a trabajar como relaciones públicas en la discoteca del Club de Mar, a las órdenes de su amigo Pepe Oliver, un lugar donde acudía todo aquel que quería ver y ser visto.

Juan Carlos y Marta Gayá se conocieron en el verano de 1990 en Palma. La primera vez que se vieron fue en una de las famosas fiestas que dio el príncipe georgiano Zourab Tchokotua, compañero de internado del rey durante su niñez en Friburgo, casado con Marieta Salas, gran amiga de Marta, y también otros amigos como Juan Marqués, el arquitecto Luis García-Ruiz o el empresario Rudy Bay y su mujer, Marta Girod. Unas amistades que no gustaban a Sabino Fernández Campo quién sentía mucha preocupación por este círculo mallorquín que atraía a don Juan Carlos hacia un estilo de vida frívolo, y temía que se aprovechasen de él.

La mansión de este aristócrata era el sitio perfecto para los encuentros ya que era una urbanización blindada y con vecinos discretos, o sino tenían lugar en la residencia de Marta, un ático con impresionantes vistas a la bahía de Palma, muy cerca del Palacio de Marivent. En Palma no salían en público, algo que sí hacían cuando se reunían en París en casa de José Luis de Vilallonga y su esposa Syliane Stella, o en Suiza, donde Marta comenzó a pasar largas temporadas.

El rumor sobre la relación entre el monarca y Gayá no cobró fuerza hasta 1990. Ese verano, los reyes presidieron una cena en el Club de Mar en honor a Karim Aga Khan con motivo del Rally del Mediterráneo para maxiyates. Como todo el mundo sabe, protocolariamente, nadie puede llegar después de los Reyes, pero Tchokotua, Marieta Salas, José Luis de Vilallonga y Marta Gayá llegaron a los postres. En vez de mostrarse contrariado, don Juan Carlos se levantó para saludar efusivamente al grupo, algo que molestó a la reina Sofía. Según las crónicas de la época, "cayó el hielo en la sala".

Pero no sería la única ocasión en la que el monarca pecaría de indiscreto confirmando lo que todo el mundo sabía y nadie se atrevía a decir. Son muchas las personas que todavía recuerdan una fiesta de la Copa del Rey en la que también se encontraban el empresario Fernando Gayá y su mujer, padres de Marta. El rey Juan Carlos les dijo a las personas con las que estaban charlando: "Perdonad, voy a saludar a mis suegros", acercándose a ellos. Un gesto no pasó inadvertido para nadie, ni tan siquiera para los servicios secretos.

portada-revista-epoca-la-dama-del-rumor-marta-gaya.jpg
Portada de la revista Época de 1992

En unas grabaciones del CESID realizadas en octubre de 1990 entre el rey Juan Carlos y su íntimo Josep Cusí que salieron a la luz hace unos años, el rey aseguró que "nunca he sido tan feliz" refiriéndose a su relación con Marta.

1992 fue el año que lo precipitó todo. En mayo de ese año, sus íntimos amigos Rudy Bay y Marta Girod se dirigían a una comida en la localidad mallorquina de Santa María a la que, en un principio, iba a acudir Marta con ellos en el coche y que finalmente descartó. Horas después recibió una llamada en la que le avisaron que sus amigos habían muerto, lo que sumió a Marta en un estado de gran ansiedad por la que ingresó de forma voluntaria en una clínica suiza de reposo. Hasta ahí viajó varias veces el rey Juan Carlos y Zarzuela tuvo que justificar esos viajes como "Vacaciones no notificadas oficialmente".

Cuando Felipe González, presidente del Gobierno, hizo público que no podía nombrar al nuevo ministro de Exteriores después del fallecimiento de Fernández Ordóñez porque no encontraba al monarca, se confirmó lo que era un secreto a voces: el Rey había realizado una de sus escapadas habituales a Suiza junto a Gayá. La Casa del Rey salió del paso como pudo diciendo que el rey había acudido a Suiza para someterse a "un chequeo médico rutinario". El rey volvió a Madrid para despachar con González, pero esa misma noche regresó a Suiza junto a Marta.

Y mientras en España seguíamos con la resaca olímpica, el rey, en plena ola de popularidad, le comentó a Sabino Fernández Campo acerca del posible su divorcio de la reina Sofía para poderse casar con el amor de su vida, Marta Gayá: "¿Es que no puedo hacerlo como lo hacen miles de españoles?".

El 31 de agosto de 1992, Época publicó la foto de Marta en la portada con el titular "la dama del rumor". A pesar de las llamadas de Sabino Fernández Campo pidiendo que se dejara el tema porque doña Sofía estaba sufriendo, la portada de la revista salió a la luz. Poco después, el que cesó en su cargo fue Sabino Fernández Campo, que se hizo efectivo durante una comida en Horcher cuando el rey Juan Carlos comentó: "Sofi, ¿sabes que Sabino nos deja?".

El final de la relación sentimental con Marta Gayá llegó cuando el rey se interesó por otra mujer, que no era precisamente Corina. Y aunque todo acabó, la buena amistad entre ellos ha seguido y nunca se interrumpió salvo en los años álgidos de su relación con Corinna, quien le prohibió todo contacto con ella, aunque el rey sí que se interesaba por Marta.

Una de las mejores definiciones de Gayá la hizo Matías Vallés en Diario de Mallorca. "Para describir su belleza basta una foto, pero su encanto reside en su dureza. Gayá fue nuestra Jackie Kennedy, enviudada de su verdadero amor sin necesidad de que terciara la muerte. Dispuso de su propio Truman Capote de escolta en el gigantesco José Luis de Vilallonga".

Hay dos aspectos que diferencian a Marta Gayá de otras mujeres que han pasado por la vida del rey Juan Carlos. En primer lugar, Marta siempre ha sido leal, discreta y nunca le ha traicionado, y en segundo lugar la ambición, de la que siempre ha carecido. Una mujer que siempre fue consciente de quién se había enamorado, con quién mantenía una relación, y a quién nunca exigió nada a cambio.

En Mallorca ha sido lo más normal verla saludando o conversando con la infanta Pilar y otros familiares. El propio don Juan, precisamente, conocía la relación que su hijo mantenía con Marta incluso afirmó que le caía muy bien. Existe una imagen donde los dos conversan muy cómplices, él de esmoquin y ella con un vestido rojo de flores blancas. Se dice que la familia del rey la aprecia por no haber hecho ni ostentación de su relación con el monarca ni de comentar nunca la naturaleza de dicha relación.

Destacan de ella que es buena conversadora, de carácter y muy independiente. Cuentan que no le gusta nada que publiquen informaciones sobre ella. Se cuida mucho, es una gran amante del arte y la música clásica, le encanta navegar en su barco "XXL" y sobretodo disfruta de la compañía de sus amigos, pocos y fieles. Aunque su círculo de amistades se ha visto mermado, sobre todo desde el fallecimiento de Cristina Macaya, sigue contando con amistades como Ceci Sandberg (hermana de Marianne, viuda de Joaquín Prat), el galerista Joan Guaita o el relaciones públicas Pepe Oliver, que siempre le han sido fieles y nunca le han preguntado por qué no hablaba del rey: "Hay cosas que nunca se deben preguntar, es una cuestión de respeto".

rey-jcarlos-marta-gaya.jpg
Marta Gayá y el rey emérito en Irlanda

Ahora que han salido a la luz las imágenes con Bárbara Rey, cabe recordar que otras de las imágenes más perseguidas de los últimos 30 años se produjeron en 2017 cuando el rey emérito y Marta Gayá estuvieron en Irlanda invitados por Allen de Jesús Sanginés-Krause, un antiguo hombre fuerte Goldman Sachs en América del Sur y Europa, de origen mexicano afincado en Londres. Ambos asistieron a la inauguración de la iglesia de San Juan Bautista, en Clonmellon, cuya restauración patrocinó Sanginés-Krause, a la que fueron invitados todos los vecinos, quienes entusiasmados por la presencia de un rey en dicha iglesia, hicieron vídeos que colgaron en las redes, en los cuales aparecía Gayá junto al Monarca.

Poco después, Marta coincidiría con el Rey Felipe VI en la boda de su ahijada Martina Jáudenes y Luis Abascal Alía, pero no hay imágenes, al igual que no las hay del último encuentro entre ambos, en Abu Dabi con motivo del 86 cumpleaños del rey Juan Carlos.

Marta no suele acudir a actos públicos donde pueda haber fotógrafos y es muy difícil fotografiarla, aunque no imposible. El último en conseguirlo ha sido el actor Michael Douglas, que el pasado mes de julio consiguió que Marta posara ante un fotógrafo en el Museo Sa Bassa Blanca de Alcudia y que su foto se publicase en redes sociales.

Con tu apoyo hay más Libertad: Hazte socio

Sánchez ya ha dejado claro que un medio crítico como este es un obstáculo. Nos halaga pero necesitamos tu ayuda para demostrarle que lo que dice es cierto. Hazte socio del Club LD.

Temas

En Chic

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad