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Antonio Banderas y Melanie Griffith, impecables en la boda de su hija Stella del Carmen

Stella del Carmen y Alex Gruszynski se han dado el 'sí, quiero' en una ceremonia que ha sido uno de los acontecimientos de la temporada.

Stella del Carmen y Alex Gruszynski se han dado el 'sí, quiero' en una ceremonia que ha sido uno de los acontecimientos de la temporada.
Después de 18 años de matrimonio, los actores decidieron a principios de verano de 2014 separarse. El portagonista de El Zorro ya está con otra persona, una rubia empresaria que se llama Nicole Kimpel. | Cordon Press

La boda de Stella del Carmen Banderas y Alex Gruszynski ha generado muchísima expectación, y sin lugar a duda, ha sido uno de los acontecimientos de la temporada.

Una boda perfectamente organizada, en la que me comentan que no hubo ningún fallo, todo bajo la supervisión de Melanie Griffth, que llevaba más de una semana en Abadía de Retuerta. Una vez controlado todo, como es lógico, también ha disfrutado del spa, y se le ha podido ver vestida de forma informal, con el clásico chándal. Ni media excentricidad a la hora de almorzar o cenar, y el trato con el personal del servicio impecable. Al igual que Banderas, que, a su llegada, lo primero que hizo fue saludar a todos los que han estado trabajando para que todo saliera, como se suele decir, a las mil maravillas. La más nerviosa, la novia, así me lo aseguran, que pasaba muchas horas sin salir de su habitación.

A Dakota Johnson, hermana de la novia, se le pudo ver poco, porque quiso pasar lo más posible desapercibida, haciendo alarde de una gran discreción. Sí acudieron, sobre todo, amigos de la pareja, gente joven desconocida que lo ha pasado muy bien, comiendo jamón y disfrutando de una coctelería muy especial. La media de edad de los invitados estaba alrededor de los 30. Me cuentan que no lo han podido pasar mejor, con sus correspondientes juergas hasta altas horas de la madrugada, en las que degustaron magnificas torrijas.

El menú estuvo compuesto de ajoblanco, seguido de lubina, para terminar con un solomillo, todo muy clásico. Después del baile, hubo una recena, para reponer fuerzas, a base de pequeños bocadillos y churros, un antojo del padre de la novia.

En los jardines de Abadía Retuerta se instalaron unas carpas decoradas con un gusto exquisito, con telas sencillas, que ornamentaban la elegancia del monasterio, dando toques románticos con velas.

Una boda donde ha imperado la normalidad, huyendo de rígidos protocolos. Hasta el tiempo les ha acompañado, no se sabe si llevaron huevos a las Monjas Clarisas, porque una vez terminado todo este acontecimiento, la lluvia ha hecho acto de presencia. ¡Felicidades!.

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