Y la puerta de Gran Hermano VIP, quinta edición, se abrió por última vez este jueves para proclamar ganadora a Alyson Eckmann, que se llevó el maletín de los 100.000 euros al tiempo que soltaba varios "What the fuck".Esta vez las dos finalistas, las rubias Daniela Blume y la propia Aly, hicieron acto de aparición en el plató desde el principio, con un cambalache de edición que demostró que ambas han sido las dos rivales mejor avenidas de la historia de GH. Aunque la cosa ha sido algo más complicada.
Porque sí: tras 96 días encerradas en el casoplón de Guadalix, ocho pruebas superadas y cuatro perdidas, ambas regresaron al plató tras haber empezado como amigas, seguido como rivales, luego como enemigas declaradas y después, finalmente, como colegas otra vez. Ah, la amistad, ese camino de ida y vuelta. Daniela y Alyson lloraron y difrutaron juntas hasta el final, todos sus problemas aparentemente arreglados, quizá conscientes del valor de la experiencia y de que a estas alturas del cuento, todo el pescado estaba vendido. Por cierto que la cadena no apostó mucho por potenciar esta trama de amistad hasta la recta final del reality, quizá ocupada en episodios sentimentales y grescas de segunda que bajaron el interés de la edición. Quizá así la gala final no hubiera resultado tan soporífera como fue su (largo) tramo central.
Porque ninguna de las dos es de morderse la lengua, y ambas desde luego saben hablar, aunque una sea con acento. "Hueles a polvos de talco", le espetó Daniela a Jordi González nada más abrazarle. La cara del catalán fue un poema, aunque solo por un instante fugaz. Después, la locutora de Los 40 llamaría Mr. Potato a un indefenso Alejandro Abad, incapaz de sobreponerse a que le llamaran muñeco. Fueron destellos de gracia en una final perdida en demasiadas discusiones anecdóticas y solo elevada por el atractivo de Blume y la campechanía de la americana, que pese a varias experiencias anteriores, sin duda se ha consagrado para la audiencia española en esta edición de GH.
La final comenzó con los porcentajes a un 57 y 43 por ciento, y así siguió más o menos toda la noche. Una diferencia notable en las votaciones que no se movió y reflejó lo escasamente emocionante de un desenlace verborreico gracias a, sobre todo, el colegueo de dos chicas a quienes no parecía importarles mucho su supuesta rivalidad, y desde luego, capaces ambas de salirse de la línea marcada por Jordi González a cada instante. Cada una a lo suyo, con Daniela evitando los balones de Aída y Elettra... y Alyson las de Aylén. No, la norteamericana no recurrió a internet dentro de la casa como Emma Ozores y estaba muy tranquila. Y en esas surgieron las mayores polémicas de la (larga) noche.
Cuatro días en soledad bien llevados hacen mucho. Son los que pasaron las dos en Guadalix sin ninguna Aída o Marco Ferri que les tocase las narices. Aunque, en realidad, soledad no hubo tanta, ya que la espera estuvo adornada por la entrada de Marco Ferri y Elettra Lamborghini, dos concursantes que han creado su impacto en las dos chicas. Pero resulta que el cuarteto resolvió muy bien sus respectivos flechazos italianos y ni siquiera aquí hubo demasiada bronca.
Eso sí, ojo a la tensión en el rictus de Aylén Milla, consciente de que liberar a la americana significa un posible acercamiento de ésta con Marco. Su Marco. Fuera de la casa. Su Marco. El roce entre ambas alcanzó nuevas cotas la noche del jueves, con la fría argentina viviendo un nuevo calvario en directo que le llevó al llanto en la publicidad. Jordi González no perdió oportunidad de hurgar en ello, y es que a la americana, mucho más cómoda en estas lides, no pudo evitar que se le escapase un "Marco es tan pedazo de tío que esperaba que su novia fuera igual". Que a la otra, mucho más sensible de lo que aparenta, le sentó como un tiro de gracia.
Tanto que, al final, la imagen de gran perdedora del año no fue para la rival directa de la ganadora, sino que fue la modelo argentina, sin duda la que peor parte se ha llevado en el no-triángulo amoroso con su novio y ante las embestidas de la inevitable Aída Nízar, sentada justo detrás de ella. Aída, la única doble expulsada de Gran Hermano VIP y también el peor troll de todos los la presente edición, el duendecillo criticón de todos los concursantes puesta ahí para animar el cotarro. Desconocemos si ella tendrá algo que ver en el inminente Gran Hermano 18, cuyo casting ya han comenzado, y que este año alcanzará la mayoría de edad… ¿Se notará en algo?