Un paseo por Ubrique
Una visita a Ubrique, un pueblo famoso por su artesanía de la piel, pero que tiene mucho más que enseñar al viajero.
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Ubrique, pueblo blanco desde uno de los miradores en el barrio alto.
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Un rincón de la bonita plaza Mayor de Ubrique.
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Una de las calles por las que se suebe a la parte vieja y en la que se ve como la montaña al fondo es una presencia constante en Ubrique.
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Una enorme roca irrumpe amenazante en una de las preciosas calles del barrio alto de Ubrique.
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Pequeños callejones de escaleras bajan y suben por la parte más antigua de Ubrique.
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Una minúsclula plazuela en el barrio alto de Ubrique.
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Callejones con escalones en la parte más antigua de Ubrique.
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Ubrique está en una zona con numerosos torrentes de agua que antes se usaban para el curtido de la piel. Algunos de ellos surgen en el propio pueblo.
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Ubrique también tiene algunos ejemplos muy interesantes de una cierta arquitectura industrial de principios del siglo XX.
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El antiguo convento de Capuchinos de Ubrique es un imponente edificio del siglo XVIII hoy en día es la sede del Museo de la Piel.
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En la entrada del Museo de la Piel cuelgan las tradicionales patacabras de muchos artesanos de Ubrique.
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Unas cabras pastan tranquilamente en el sendero que lleva al yacimiento romano de Ocurris.
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Parte del trayecto se hace sobre la propia calzada romana.
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Una cámara funeraria es uno de los restos más llamativos de Ocurris.
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El interior de la cámara funeraria.
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Los restos romanos de Ocurris se encuentran en una zona natural y con un paisaje precioso.
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Benaocaz, visto desde lo alto del yacimiento de Ocurris.
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Restos romanos en el yacimiento de Ocurris.
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