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11 restaurantes centenarios de Madrid donde comer y viajar al pasado

Madrid está lleno de rincones donde perderse y restaurantes donde saciar la sed y el hambre. Hay algunos que llevan más de 100 años abiertos en sus calles. Estos han sobrevivido a todas las vicisitudes históricas y cambios de la ciudad y siguen tan vigentes como cuando empezaron. La capital bate récords, tanto es así que aquí está el restaurante más antiguo del mundo.

Sobrino de Botín
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Sobrino de Botín

El negocio fundado en 1725 cuenta con una certificación casi oficial como 'el restaurante más antiguo del mundo', al menos, según le atribuye el Libro Guinness de los Récords. Este tradicional restaurante madrileño se ubica en pleno centro de la ciudad, en la calle Cuchilleros 17. Sea o no el más antiguo, es pura historia de Madrid, entre otras cosas por su oferta de cocina tradicional y los cochinillos y corderos asados como emblemas. Cuentan que, unas tres o cuatro veces por semana, reciben estos animales de Sepúlveda, Aranda y Riaza, para después someterlos a un mimado asado (con toques de pimienta, cebolla, ajo, laurel y vino blanco, además de manteca de cerdo), en su antiguo y famoso horno.

Lhardy
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Lhardy

Cuando abrió en 1839, como proyecto de Emilio Lhardy, era seguro uno de los restaurantes más modernos del momento, porque, en realidad, implicaba instalar en la capital las tendencias de la restauración de lujo importadas principalmente de Francia. Se ubicó además, muy cerca de la Puerta del Sol, en la Carrera de San Jerónimo 8. Este restaurante es uno de los indiscutibles iconos de Madrid, con la fortuna de que sigue funcionando casi dos siglos después de su apertura. ¿En qué ha cambiado en estos años? En mejorar ya que la alianza de un grupo hostelero con un espacio tan emblemático al que se ha dado brillo en oferta e interiorismo implica la reconstrucción de Lhardy en un gran restaurante.

Posada de la Villa
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Posada de la Villa

Ubicado en la Cava Baja 9, los archivos históricos parecen apuntar a que justo aquí funcionaba en el siglo XVII el único molino de harina de Madrid, que en 1642 se convirtió en la primera Posada de la Corte. El hostelero Félix Colomo rescató el negocio en 1980 después de una restauración del espacio. Este restaurante conserva un antiguo horno árabe donde se cocinan algunas de sus recetas. 

Casa Ciriaco
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Casa Ciriaco

Nació como almacén de vinos en 1887 para, después, convertirse en taberna como Casa Baliñas, hasta que los hermanos gallegos Pablo y Ciriaco Muñoz Sanz pasaron de empleados a propietarios en 1929, en un negocio que se rebautizó como Casa Ciriaco. Está ubicado en la Calle Mayor 84. Y esa suma de barra y restaurante sigue funcionando hoy, incluso tras varias zozobras, incluido su cierre hace cinco años, que hizo temer por la desaparición definitiva de la esencia del negocio centenario. Su reapertura bajo nueva gestión parece haberse centrado en los últimos años en el objetivo de mantener la propuesta tradicional de este establecimiento de la calle Mayor (en parte redecorado sin perder su look y siempre con el sello diseñado por el ilustrador Antonio Mingote como emblema). Eso significa que se puede picar algo en la barra y las mesitas a su alrededor o pasar a la zona del restaurante.

Taberna La Bola
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Taberna La Bola

Abierto en 1870 en la Calle de la Bola 5 y avalado por cuatro generaciones, el nombre de la calle bautiza este restaurante con una oferta especializada en cocina castellana, dentro de la que la receta estrella es, indiscutiblemente, su cocido madrileño. Cumple con una peculiar receta: los diferentes productos que lo componen se cuecen a fuego lento en diferentes pucheros individuales sobre las brasas de carbón de encina, para después llegar a la mesa por pasos.

Casa Alberto
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Casa Alberto

Inaugurado en 1827, en la Calle Huertas 18, nació como la taberna de unos hosteleros segovianos. Se cuenta que, en sus comienzos, se despachaban vinos acompañados con huevos duros como tapa. Pero casi dos siglos de historia dan para mucho: se han sucedido diferentes etapas y propietarios. Lo importante es que sigue funcionando y que, actualmente, se sigue despachando una "gastronomía madrileña, aportando un toque de vanguardia".

Taberna La Ardosa
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Taberna La Ardosa

Taberna imprescindible ubicada en la calle Colón 13, que sirve como recomendación para locales y turistas, porque es una garantía para cumplir con varios objetivos: conocer un lugar histórico, probar una oferta 100% española y disfrutar de una jugosa tortilla de patatas que merece la pena. Abierta en 1892 y ubicada en el barrio de Malasaña, Bodega de La Ardosa permite muchas opciones bajo un amplio horario con el que se puede desayunar, tomar el aperitivo, picar entre horas, comer o cenar, en torno a una barra rodeada de mesas altas y barriles, además de una zona a la que se accede pasando por debajo de la barra.

Restaurante Jai Alai
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Restaurante Jai Alai

Entre los negocios centenarios del mercado gastronómico de Madrid, también hay pistas como Jai Alai, que suma tres generaciones de la familia Bustingorri en los 100 años recién cumplidos por esta casa vasca. Su primera sede fue en un frontón en Alfonso XI. Se mudó a mediados de los años 60 a la calle Balbina Valverde, actual espacio, donde se siguen despachando los platos que llevan décadas manteniéndose en la carta. Es un destino bien conocido por empresarios y directivos como mesa de negocios. 

La Ancha
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La Ancha

Cuatro generaciones rinden cuentas del apellido Redruello y lo que hoy se llama Familia La Ancha, un grupo hostelero con otros negocios en Madrid como Las Tortillas de Gabino, Fismuler, La Taberna de La Ancha o el delivery Armando, el bistró-panadería The Omar en Hotel Thompson Madrid. Hay que remontarse a 1919, año en el que La Estrecha arrancó como el primer negocio de esta saga, bajo un formato de taberna, en la madrileña calle Los Madrazo, que materializaba el proyecto de Benigno Redruello, bisabuelo de Nino y Santiago Redruello, hoy al frente de los negocios, con su primo, Ekaitz Almandoz. En 1928, Santiago Redruello, sobrino de Benigno, se hizo cargo de aquel local, rebautizado como La Ancha y que se mudó a la calle Velázquez en 1957. En tercera generación, Antonio Redruello, hijo de Santiago y padre de Nino y Santi, asumió la gestión para mudarse en 1969 a Príncipe de Vergara, donde hoy funciona una de las sedes de La Ancha. La segunda, abierta en 1988, está en la calle Zorrilla. Todo aquel que lo visita lo define como cocina castellana, y lo es pero también con influencia vasca y hasta asturiana.

Casa del Abuelo
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Casa del Abuelo

Pensar en comer gambas en Madrid es pensar en La Casa del Abuelo (Calle de la Victoria 12) donde las sirven al ajillo, con gabardina o cocidas, pero no siempre fueron su plato estrella. Las empezaron a servir en los años 40, en la posguerra y por escasez de alimentos. Cuando comenzó, en 1906, se dieron a conocer por sus rosquillas y vino dulce.

Malacatín
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Malacatín

La historia de esta taberna comienza en 1895, cuando Julián Díaz García, un migrante oriundo de Cuenca, abre en la calle de la Ruda una tienda de vinos y licores que comienza a hacerse popular en la zona de El Rastro por la simpatía que repartían él y su familia, y por la presencia de un mendigo que tocaba siempre a su puerta la guitarra, canturreando "tin, tin, malacatín". Gracias a él, comenzó a conocerse como Malacatín. En la década de 1950, una de las hijas de Julián continúa con la taberna y la registra oficialmente con el nombre de Malacatín. Desde entonces, deciden mejorar el negocio incorporando comidas de cocina casera, a precios populares y elaborados con buena materia prima. Un poco más tarde, añaden en su oferta gastronómica el cocido madrileño, de tres vuelcos y con productos de primera categoría. El éxito es inminente. Actualmente, Malacatín es regentado por la cuarta generación de esta familia, convertido en un templo de la mejor cocina madrileña, con el cocido como máximo exponente.

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